Iñaki IRIONDO
GASTEIZ
ELECCIONES AUTONÓMICAS DEL 12 DE JULIO

Arranca la campaña para cuando no haya que llevar mascarilla

A las 00.00 horas se ha oficializado el inicio de la campaña para la elección del Parlamento de la CAV que tendrá que dirigir la respuesta a la crisis generada por el Covid-19 y asentar las bases económicas, sociales y sanitarias para cuando, cabe esperar, no sea necesario llevar mascarilla. Hará falta mirar al corto, al medio y a largo plazo.

Arrancó oficialmente la campaña electoral para conformar el Parlamento de Gasteiz para una nueva legislatura. Va a ser una campaña rara, marcada por la crisis sanitaria, económica y social provocada por el Covid-19. Una campaña con mascarillas y distancia social de seguridad que, sin embargo, debe mirar a más largo plazo. En estas elecciones está en juego cómo se sale de esta crisis. El PNV vende «saber hacer», «confianza» y «garantía de buena gestión». EH Bildu lo cuestiona abiertamente y ofrece una alternativa para hacer las cosas de otra manera. El PSE se apoya en el Gobierno de Pedro Sánchez, pero en la CAV solo puede ofrecerse como muleta de Iñigo Urkullu. Es decir, se hará, como hasta ahora, lo que diga Sabin Etxea.

Llegamos a estos comicios en una situación también institucionalmente anómala. El lehendakari disolvió el Parlamento el pasado 11 de febrero y desde entonces el Gobierno no ha tenido ningún contrapoder y ha actuado como si tuviera una mayoría absoluta de la que en realidad no disponía en el pleno. Este periodo excepcional, pensado reglamentariamente para el trimestre que habitualmente pasa desde la convocatoria de la votación hasta la constitución de una nueva Cámara, se ha prolongado hasta el doble por la suspensión de la primera fecha del 5 de abril.

Esta etapa de Parlamento en hibernación ha coincidido además con los momentos más duros de la crisis, en la que Iñigo Urkullu y su círculo más cercano de consejeros no han buscado acuerdos con nadie, en ocasiones ni siquiera con sus propios socios del PSE, lo que incluso ha provocado algunos roces públicos entre ellos.

PNV, el partido de la gestión

El PNV se presenta a estas elecciones (y en realidad a todas) como un valor seguro, como una garantía de gestión, y no suele irle mal con este mensaje. Ahora vuelve a ofrecerse como la garantía de una salida «próspera» a la crisis.

Pero los datos no siempre acompañan a los mensajes oficiales. La CAV tiene una tasa de mortalidad por Covid-19 de 738 fallecidos por millón de habitantes. La media del Estado español es de 605 por millón. La de Gran Bretaña 648, la de Suecia 512, la de EEUU 307. No es un dato para estar satisfechos, pero el Ejecutivo autonómico nunca ha hecho una autocrítica pública de su gestión.

Algo querrá decir también que todos los sindicatos relacionados con Osakidetza, todos ellos, hayan convocado para hoy concentraciones ante los hospitales para destacar que «la crisis del coronavirus ha puesto en evidencia la importancia de la sanidad pública», pero, en los últimos años, «se ha convertido en una fuente de negocio. Hemos sido testigos del debilitamiento de la Sanidad pública, cuyas consecuencias han sido patentes al hacer frente a esta crisis sanitaria».

Y si miramos al conjunto de la legislatura, los antecedentes de Osakidetza no son precisamente ejemplares. Cabe recordar que el consejero Jon Darpón tuvo que acabar dimitiendo ante las crecientes evidencias de fraude en las Oposiciones Públicas de Empleo en diversas especialidades médicas. Y todo ello después de haber negado una y otra vez que hubiera ningún tipo de irregularidad.

Al Gobierno de Lakua le perseguirá también durante toda la campaña electoral el derrumbe del vertedero de Zaldibar el 6 de febrero, donde siguen enterrados desde entonces dos trabajadores. Pero en este caso la responsabilidad es compartida entre PNV y PSE, cuyo líder en el Gobierno, Iñaki Arriola, es el consejero encargado del control de este tipo de instalaciones y donde hay constancia de que se sucedieron las irregularidades.

EH Bildu, alternativa solitaria

EH Bildu, con Maddalen Iriarte al frente, se presenta como la alternativa a las inercias de décadas de gobierno del PNV. Ayer mismo, su candidata a lehendakari invitó a Iñigo Urkullu a «debatir en público» con ella para confrontar las «viejas recetas» de la formación jeltzale con las «nuevas propuestas» de la federación soberanista de izquierdas.

Las encuestas señalan que EH Bildu tiene una tendencia al alza que le consolida como segunda fuerza del Parlamento. Pero todavía está lejos de la hegemonía electoral del PNV y también de poder concitar mayorías de gobierno en torno a su candidata para poder acceder a Ajuria Enea. En este sentido, esta legislatura, si la formación independentista se ve consolidada y reforzada en la Cámara, puede entenderse como el momento para ir ensanchando su base de apoyo, hasta el punto de poder mover en el futuro a que otros partidos cambien de eje.

La labor de EH Bildu en el Parlamento de Gasteiz se verá complementada por la visibilidad que la formación está encontrando también en el Congreso de los Diputados y en el Senado.

El PSE, dependiente de Madrid

El PSE está tratando de rentabilizar a su favor la presencia de Pedro Sánchez en la Moncloa. Idoia Mendia se hizo acompañar ayer de la vicepresidenta primera del Gobierno español, Carmen Calvo, en su acto de inicio de campaña y hoy estará en Portugalete con el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. El domingo será el propio presidente Sánchez quien estará en Donostia junto a la candidata a lehendakari.

Aunque uno de los puntos cuestionables en el caso del PSE es que Idoia Mendia sea realmente una candidata a lehendakari, porque la apuesta por la coalición de gobierno con el PNV es clara y en esa situación el candidato común es en realidad Iñigo Urkullu. A lo más a lo que podría aspirar Mendia es a obtener una suerte de vicepresidencia segunda, ni siquiera la primera, dado que todo apunta a que los jeltzales pueden triplicar en escaños al PSE. En esas condiciones, lo más probable es que vuelva a repetirse el esquema de que Mendia se quede fuera del Gobierno como líder del partido en el Parlamento.

El mensaje del PSE sigue siendo el de presentarse como freno de las aspiraciones nacionalistas del PNV, pero en esta ocasión aprovecha también para hacer gala de los logros del Ejecutivo de Sánchez y colar el mensaje de que las vascas y vascos estamos mejor dentro de España.

Pero en esta precampaña el PSE se ha encontrado con un elemento inesperado: la reaparición de los GAL en el debate político y la exigencia de responsabilidades a Felipe González, identificado nuevamente como el «Sr X». Idoia Mendia ha conseguido eludir la cuestión hasta este momento, por el sistema de no ofrecer entrevistas ni exponerse a las preguntas de los periodistas, pero continuar así durante toda la campaña le va a resultar difícil.

Otra Elkarrekin Podemos

Mientras el PSE saca pecho de su presencia en el Gobierno español, Elkarrekin Podemos no está utilizando ese comodín con tanta profusión, quizá porque Unidas Podemos se encuentre también cada vez menos cómodo con algunas decisiones del Ejecutivo que preside Sánchez.

El caso es que a la coalición morada estas elecciones le pillan en mal momento, aunque todavía habría sido peor que se hubieran celebrado el 5 de abril.

Elkarrekin Podemos tuvo un mal final de la pasada legislatura, justo cuando intentaba presentarse como una izquierda útil alcanzando un acuerdo presupuestario con el Gobierno de Urkullu. Esa firma produjo una división en el seno del grupo parlamentario, puesto que los dos integrantes de Ezker Anitza-IU votaron en contra de las cuentas autonómicas.

Además, las elecciones a Cortes de noviembre tuvieron resaca. En el ámbito estatal Equo se alineó con Más País de Iñigo Errejón y, aunque en la CAV optaron por no hacer campaña, Podemos no se lo perdonó y los dejó fuera de la negociación para repetir la coalición de 2016.

Y, para colmo, la dirección de Podemos Euskadi (oficial en la CAV, pero crítica ante Madrid) presentó a Rosa Martínez en las primarias internas como candidata a lehendakari, formando tándem con Lander Martínez, secretario general del partido. Pero esas primarias las ganó Miren Gorrotxategi, presentada por el sector más afín a Pablo Iglesias, lo que conllevó la dimisión de toda la dirección anterior y la total renovación del que puede ser el nuevo grupo parlamentario.

Así que este Elkarrekin Podemos que se presenta a las elecciones es otro bien distinto al que estuvo durante la pasada legislatura en el Parlamento. Y su principal mensaje electoral hasta el momento ha sido el de apostar por un tripartito de izquierdas, que estaría formado por EH Bildu, el PSE y la propia coalición morada. En ese caso, y si se cumplen todas las previsiones, la más votada de las tres candidatas –las tres mujeres– sería Maddalen Iriarte y a ella le correspondería la presidencia de ese gobierno.

Marcha atrás del PP

Y si los movimientos preelectorales de Elkarrekin Podemos han resultado excéntricos, los del PP han sido sencillamente estrambóticos. El partido de Casado está en una línea claramente descendente en cada una de las últimas elecciones. Los dirigentes locales apostaron por la moderación y la recuperación de un mensaje foralista para recuperarse. Sin embargo, desde Génova decidieron cargarse a Alfonso Alonso, rescatar del baúl de los recuerdos a Carlos Iturgaiz y regalar dos de los pocos escaños que pueden obtener a Ciudadanos, un partido sin ninguna representación en la CAV ni visos de obtenerla. Un movimiento que nadie en este país, ni siquiera muchos dirigentes del PP, han entendido.

Así se llega a este arranque de campaña de unas elecciones que van a decidir el Parlamento que dirigirá la forma en la que vamos a salir –o, al menos, intentarlo– de esta terrible crisis. Los modelos a elegir están a disposición del electorado, leyendo el pasado para prever el futuro.