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Nuevos enfrentamientos fronterizos elevan la tensión entre Bakú y Ereván

Las escaramuzas en la frontera entre Azerbaiyán y Armenia, que se prolongan desde hace cinco días, han agravado las históricas tensiones entre ambos países, que protagonizaron a fines de años 80 la primera guerra entre dos repúblicas soviéticas, y causado ya 16 muertos.

La escalada de hostilidades entre los históricos rivales Azerbayán y Armenia en la frontera que comparten han causado desde el pasado domingo, cuando comenzaron, al menos 16 muertos, entre ellos había once militares –uno de ellos general– y un civil azerbaiyano y cuatro soldados armenios. Las escaramuzas se reprodujeron ayer tras una jornada de alto el fuego, según los ministerios de Defensa de los dos países, que se acusan mutuamente de la reanudación de la violencia y aseguran responder a un ataque del otro.

Estos combates, que empezaron el domingo en la frontera norte entre estas dos exrepúblicas soviéticas, son los más graves registrados desde 2016 y hacen temer la desestabilización de la región.

Ambos países se encuentran en conflicto desde hace dos décadas por Nagorno-Karabaj, territorio de Azerbayán con población mayoritariamente armenia y bajo control armenio y que a principios de los 90 fue escenario de una guerra que dejó unos 30.000 muertos.

Las escaramuzas de estos días están teniendo lugar lejos de este territorio, en la frontera norte entre los dos países del Cáucaso, pero la escalada que hace temer un conflicto abierto.

En Bakú, la crisis fronteriza se ha cobrado su primera víctima política. El presidente Ilham Aliev destituyó al ministro de Exteriores, Elmar Mamediarov, en el cargo desde 2004, al que acusó de no estar en su puesto de trabajo en un momento de tanta tensión en la frontera.

Armenia acusó a las fuerzas azeríes de bombardear Aygepar y Movses con morteros y un obús D30 y de intentar una incursión, mientras que Azerbayán señaló que las tropas armenias atacaron sus posiciones en el distrito fronterizo de Tovuz e indicó que los pueblos de Аgdam, Donar Guchtchu y Vakhidli sufrieron disparos de armas pesadas y morteros.

Los pueblos de ambos lados de la frontera, según constató AFP, no parecían haber sufrido grandes daños, solo rotura de cristales y desperfectos en los tejados de algunas viviendas.

El jefe del Gobierno armenio dijo que «la situación está bajo control» y «no se han producido bajas ni entre los militares ni entre la población civil».

Rusia, potencia regional, EEUU y la Unión Europea pidieron contención a ambos países mientras que Turquía dio apoyo a Azerbaiyán.