GARA
BRUSELAS
PLAN DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA DE LA UNIÓN EUROPEA

Los grupos de Estados con intereses comunes mueven los hilos de la UE

Ha sido un desenlace inesperado. No cabe engañarse, porque en las hemerotecas todavía están muy frescos los vaticinios que se hacían hace apenas un mes: casi nadie apostaba a que de esta cumbre iba salir un acuerdo, aunque fuera de mínimos. Las cuentas finales son complicadas de entender y todos los gobiernos dicen que salen ganando.

Las grandes cifras del acuerdo ya se habían adelantado el lunes: 750.000 millones de euros para el fondo extraordinario destinado a reactivar la economía comunitaria tras el parón provocado por la pandemia del coronavirus y 1,074 billones para el marco financiero plurianual para el periodo 2021-2027.

El reparto de los distintos paquetes en los que se distribuyen esas cantidades ya es más difícil de entender. Del plan de recuperación, 390.000 millones se distribuirán en subvenciones a fondo perdido y 360.000 millones como préstamos. La mayor parte se desembolsará a través del Instrumento para la Recuperación y la Resiliencia: 672.500 millones de euros, 312.500 de ellos como transferencias directas y 360.000 como créditos.

Quiénes serán los socios más beneficiados por estas ayudas estaba claro antes de que los jefes de Estado y de Gobierno iniciasen el viernes la última ronda de negociaciones. Pero aunque cada capital ofreciera ayer sus propias cifras aproximadas, no hay partidas cerradas que las convaliden por ahora.

Con esa puntualización, el ránking queda encabezado por Italia (209.000 millones; de ellos, 82.000 en transacciones y 127.000 en créditos); el Estado español (140.000 millones de euros; 72.700 en ayudas directas y 67.300 en préstamos); Portugal, (45.000 millones; de ellos, 15.300 millones en subvenciones a fondo perdido); y el Estado francés (40.000 millones en subvenciones).

Cómo y a cambio de qué

Para financiar el fondo, la Comisión Europea emitirá deuda en los mercados con el respaldo del presupuesto comunitario. Se trata de una decisión que fue calificada de histórica, sobre todo por la envergadura de la emisión conjunta, muy superior a las hechas hasta ahora.

Para el reparto, el fondo se dividirá en dos franjas: el 70% del dinero se comprometerá entre 2021 y 2022, y el 30% restante hasta el final de 2023. La primera se repartirá teniendo en cuenta la población, el PIB y el nivel de paro entre 2015 y 2019 de cada Estado, siguiendo así la clave de reparto propuesta por la Comisión, que colocaba a Italia, el Estado español y Polonia como principales beneficiarias. Para la segunda, el indicador del paro se sustituirá por la caída del PIB acumulada en 2020 y 2021, de modo que el reparto se calculará en 2022.

En cuanto al destino de estas ayudas, deben servir para financiar programas de reformas e inversiones en los Estados más afectados por la pandemia.

Los Estados tendrán que presentar planes de reformas e inversiones a la Comisión Europea, que evaluará si cumplen con sus recomendaciones económicas anuales, refuerzan el potencial de crecimiento o la creación de empleo, o favorecen la transición ecológica y digital.

Nuevo equilibrio de poder

Estos planes tendrán que ser aprobados por mayoría cualificada en el Consejo (al menos quince Estados miembros que representen el 65% de toda la población de la Unión). Y aquí volverán a aparecer los grupos de interés que tan claramente han quedado expuestos en estas negociaciones.

Para explicarlo, basta con seguir el razonamiento expuesto ayer por el canciller austriaco, Sebastian Kurz. «La cooperación de ‘los frugales’ no ha terminado hoy, sino que continuará», aseguró. Junto a la república alpina, en ese grupo se encuadran Países Bajos, Suecia y Dinamarca. Aunque hasta ahora solían quedar relegados con la etiqueta de “Estados pequeños”, son contribuyentes netos a las arcas comunitarias y, por eso, han hecho tanta presión en las cuatro jornadas de negociaciones.

Para Kurz, la formación del grupo y su intención de seguir «cooperando en cuestiones financieras y otros asuntos», es «relevante para el equilibrio de poder en la UE». «Pero no es nada indecente, sino muy positivo para nosotros –añadió–. Está claro que en la UE los grandes Estados, Alemania y Francia, marcan la pauta», sobre todo tras el Brexit, y que los socios menores lo tienen más «difícil».

Recordó que, tras las olas de ampliación, ya se había tornado más difícil la toma de decisiones, pues requiere negociar entre 27 Estados con diferentes intereses. Para Kurz, la formación de grupos es una consecuencia normal de tales transformaciones. «El equilibrio de poder ha cambiado masivamente como resultado de la retirada del Reino Unido», subrayó.

Recordó también que en el Este ha surgido «un grupo fuerte», el de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia), mientras que «los países del Sur tradicionalmente se han coordinado siempre bien cuando se trata de dinero».

«Los ‘frugales’ se han mantenido unidos leal y firmemente hasta el final», a pesar de que hubo intentos de dividirlos, comentó el canciller austríaco.

Y han logrado aumentar los descuentos que, al igual que Alemania, tienen en su contribución anual al presupuesto por aportar más de lo que reciben. El de Países Bajos asciende a 1.921 millones de euros anuales; el de Suecia, a 1.069; el de Dinamarca, a 322 millones; y el de Austria a 565 millones.

EN CIFRAS

1,074

billones es el presupuesto plurianual para el periodo 2021-2027. La mayor parte (62%) se destinará a las ayudas a la agricultura y la cohesión entre regiones. No obstante, descienden ambas partidas en relación al periodo anterior.

750.000

billones de euros es la dotación del fondo de recuperación destinado a paliar los efectos del covid-19 en los Estados más afectados. 390.000 millones se distribuirán en subvenciones a fondo perdido y 360.00 millones como préstamos.

209.000

millones recibirá hasta 2027 Italia, el mayor receptor nato; de ellos, 127.000 millones en créditos a devolver y 82.000 millones en ayudas directas. Le sigue el Estado español, con 140.000 millones (67.300 en préstamos y 72.700 a fondo perdido).

7.000

millones de euros se destinan al Fondo Europeo de Defensa (FED), mucho menos de los 11.000 millones que había calculado en principio la Comisión Europea.