Daniel Galvalizi
CRISIS ECONÓMICA EN ARGENTINA

Argentina se aleja del default pero el FMI le espera para el 2º round

Tras ocho meses de negociación, el presidente argentino, Alberto Fernández, alcanzó un acuerdo con parte de los acreedores privados y alivia así las cuentas para su país, en medio de la peor crisis económica desde «el corralito». En setiembre comenzará la disputa por 70.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional.

El gobierno argentino alcanzó un acuerdo con los grandes tenedores de bonos que contrajeron deuda bajo la Administración del expresidente Mauricio Macri y ha podido alejarse de la expectativa de cesación de pagos (default), aunque consiguiendo una quita menor de la esperada. Tras la euforia inicial, los mercados e inversores esperan ahora una negociación larga, aunque menos tensa, con el Fondo Monetario Internacional, organismo con el que el Estado sudamericano mantiene una deuda considerada por muchos impagable en los actuales términos.

Los que aceptaron el acuerdo –tras dos postergaciones de fin de negociaciones y muchas embestidas mediáticas de ambas partes– fueron los grupos de bonistas Ad Hoc (que incluye al gigante BlackRock), Exchange Boneholders y ACC. Había un sector minoritario más duro que acabó pactando cuando Argentina decidió extender el plazo de la invitación a adherir al pacto y dejó trascender que anticiparía la negociación con el Fondo Monetario Internacional.

La reestructuración de deuda con estos grupos acreedores le permite al Estado argentino canjear 66.300 millones de dólares de títulos emitidos en el extranjero. Además de la mejora en los plazos de pago, lo que consiguió Argentina es que de cada siete dólares promedio de intereses sobre 100 endeudados en el capital, ahora se reduzcan a tres dólares, gracias a una baja de la tasa de interés del 7% al 3,7%, y una merma en el capital endeudado del 1,9%.

Hasta 2030, esto implica un alivio total de 37.000 millones de dólares en el pago de la deuda. Según el ministro de Economía, Martín Guzmán, el nuevo escenario abre «un horizonte despejado en el corto plazo, porque entre 2020 y 2024 hay vencimientos por solo 4.500 millones». De esta forma, Fernández gana oxígeno para dedicar recursos a la economía real hasta el fin de su mandato, que llegará a finales de 2023.

El acuerdo es un triunfo político para el presidente y el ala del peronismo más moderado que responde a su liderazgo, en especial toda el área económica, a diferencia del sector que responde a su aliada, la vicepresidenta Cristina Kirchner. Además, la Casa Rosada logró que toda la oposición avalara la reestructuración, incluyendo la coalición Juntos por el Cambio (ex Cambiemos, que gobernó hasta diciembre). Las críticas se centraron en lo largo de la negociación –cada semana sin acuerdo encarecía el endeudamiento de las empresas y era gasolina para la rampante inflación del peso– y en que, más allá de buscar este pacto, el Gobierno no ha presentado un programa económico propio (de hecho ha prorrogado el presupuesto que dejó Macri).

Preguntado por GARA, el economista jefe de la consultora Analytica y exsecretario de Estado, Ricardo Delgado, ha valorado que el acuerdo «es bueno y muy lógico; pone a Argentina de vuelta en el radar del financiamiento internacional, aunque no en una situación ventajosa». En ese sentido, asegura que podrá permitir la captación de dólares fuera del sistema y volcarlos en inversiones de infraestructura y sectores en los que el país es competitivo, como la petroquímica y la agricultura. «Ese es el potencial mayor que tiene este acuerdo. Ahora se debería estar pensando en un programa económico más profundo aunque claramente no será en lo inmediato», añade. Y señala que la clave será el próximo 15 de setiembre, cuando la Casa Rosada presente el presupuesto general para 2021.

En medio del moderado optimismo –los bonos argentinos se dispararon en las últimas semanas–, hay un monte que atravesar llamado FMI, con quien Argentina tiene una deuda adquirida en el bienio anterior de 68.000 millones de dólares. «Con el Fondo, todo parece indicar que va a ser una negociación larga, porque con ellos no es tan urgente acordar rápido. Será importante que se den señales concretas de avances. Pero lo que es seguro es que Argentina no puede afrontar los vencimientos de 12.000 millones de dólares por año hasta el 2024 que tiene con el organismo. Esto será reconfigurado, el Gobierno pedirá un período de gracia y lo que sucederá es que el FMI hará foco en cómo Argentina volverá a acumular reservas en dólares en su Banco Central», pronostica Delgado.

Buena parte del submundo de economistas argentinos cree que este FMI será no solo muy distinto al del 2001 –que permitió la quiebra y el desastre social de Argentina–, sino también al del 2018. Se descuenta que la directora del organismo, Kristalina Georgieva, quien felicitó al Gobierno argentino por el acuerdo con los bonistas, hará eje en la reconstrucción de la pospandemia con metas fiscales más suaves.

En ese sentido coincide el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, exprofesor del ministro Guzmán. En recientes declaraciones, el expresidente del Banco Mundial celebró que haya «habido un cambio» en las posiciones del FMI y que vaya «en la dirección correcta».

La negociación entre Argentina y el FMI comenzaría el mes próximo y sería la segunda gran bocanada de oxígeno que precisa Fernández, que gestiona una economía que se derrumbará este año un 12%, aunque para el año que viene se espera un rebote “en V” del 5%.