Mikel INSAUSTI
FALLING

La figura paterna según Mortensen

Menos mal que Viggo Mortensen es alguien que no se deja llevar por las adulaciones, porque en Donostia se ha visto sometido a una glorificación desproporcionada, como si el solito tuviera que ser el salvador de la 68 edición del SSIFF. Más abochornado que otra cosa, recogió el premio Donostia y, de paso, le fue concedido también el Sebastiane, pero esta vez a su ópera prima “Falling” (2020), algo que sin duda le habrá animado más, ya que significa empezar su carrera en la dirección con muy buen pie.

La crítica internacional ha recibido positivamente al debutante, comparando su doble labor de actor-realizador con la del Clint Eastwood maduro. Esto se debe a que se ha tomado su tiempo para dar el paso, y a que el personaje paterno incorporado por el veterano Lance Henriksen recuerda bastante a los viejos conservadores y cascarrabias interpretados por Eastwood en sus propias películas. Sin embargo, a nadie escapa que su amigo, el canadiense David Cronenberg, ha estado ahí para apoyarle en su debut, formando parte del reparto.

Al margen de dichas influencias, queda claro que “Falling” (2020) es una obra personal plagada de detalles autobiográficos. Mortensen opta por una visión tormentosa de las relaciones paternofiliales, desde la perspectiva de las diferencias generacionales asociadas a la distancia existente entre la vida rural y la urbana. Se da la circunstancia, tantas veces repetida en la vida real, del hijo que huye del campo dominado por el patriarcado, mudándose de la granja familiar en Illinois al sur de California, donde se producirá el conflictivo reencuentro con ese progenitor que ha entrado ya en la fase de la demencia senil. La narración, hecha a base de constantes flash-backs, recoge la herencia del pasado, utilizando la información política para identificar los distintos momentos históricos.