Iñigo Zabaleta Ros
KOLABORAZIOA

Intervención social en lucha

Es un nombre llamativo y combativo, pero la realidad es que la mayor parte de la sociedad navarra no sabe ni quiénes son, ni a qué se dedica este colectivo, ni por qué están en lucha.

La intervención social son el conjunto de profesionales que trabajan colectivos tan diversos como: los menores en desprotección, los casos de violencia de género, la alta exclusión, la población migrante, familias desestructuradas, etc.

Leemos a que se dedican y enseguida nos viene a la cabeza: «qué trabajos más duros», «eso es vocacional». Y está claro que tienen que ser vocacionales, ya que su dedicación e implicación no se ve reconocida en las condiciones laborales de este sector.

Aunque más que falta de reconocimiento se podría hablar de dignidad laboral. Las situaciones que se suceden en Navarra son tan graves que rozan lo surrealista.

Estamos hablando de algunas empresas de este sector que, en vez de pagar un plus de nocturnidad, te descuentan dos horas de ese trabajo porque entienden que durante el turno has podido descansar; de trabajadoras que atienden estas situaciones tan complejas y que muchas veces cobran poco más del salario mínimo interprofesional; de que en Navarra existen empresas donde no se pagan pluses por trabajar en fin de semana, o en Navidades; o de trabajadoras que tienen turnos de catorce horas de atención directa sin ningún tipo de reconocimiento por ello. Todas estas condiciones tienen sus consecuencias, precarizando a las profesionales y a los recursos.

La intervención social sufre una alta rotación de los profesionales en los recursos, con el desamparo que esto conlleva para las personas usuarias de los mismos. Menores con duelos de abandono ven rotar incansablemente a trabajadores que se suponen que tienen que ser sus nuevos referentes.

Profesionales que por no poder aspirar a unas condiciones dignas renuncian a su profesión, su formación y su vocación para trabajar en otros sectores menos cualificados pero mejor pagados.

Estas empresas van incrementando sus inmuebles e infraestructuras con dinero público, van creciendo y asentándose en el sector, mientras que su mayor bien, las trabajadoras siguen estancadas durante años en estas condiciones de precariedad.

Y todo esto se está produciendo con el consentimiento de Gobierno de Navarra que ve cómo sus recursos subcontratados, y que no duda en calificar como esenciales, tienen a unas trabajadoras en estas condiciones de precariedad. Es plenamente consciente de cómo esto afecta a sus recursos a niveles de calidad, de cómo afecta en la atención a los más desfavorecidos. Es hora de que el Gobierno de Navarra tome cartas en el asunto y asuma su responsabilidad.

Es por todo esto que el sector de la intervención social está en lucha. Y su reclamación es unas condiciones laborales dignas.