Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Encerrados

Con el confinamiento se ha prohibido el culto público, pero a la Iglesia no le parece bien. Aun menos ahora que se celebra el 50 aniversario de la muerte de De Gaulle, católicamente laico, militarmente cristiano, merecedor de una ceremonia de homenaje ante el altar de la nación, que es el mismo que el del Elíseo o que el de Notre Dame. En ese ara se expían los pecados ajenos, como los de esa colegiala de 15 años que será enjuiciada por apología del terrorismo tras burlarse del profesor de historia al que le cercenaron el cuello por reflexionar sobre la libertad de expresión y la religión. También será castigada en ese altar otra niña, esta de 12 años, que difundió en las redes sociales una imagen del profesor degollado. Otros cuatro niños, estos de 10 años, fueron detenidos en sus propios domicilios acusados del mismo delito apologético.

He ahí la reacción de la patria de los Derechos Humanos, arrestar a menores, llevarlos ante el altar de la República, una réplica del altar social en el que estos últimos meses se está linchando metafóricamente y literalmente a asiáticos, todos chinos, todos culpables de haber introducido el virus en la nación, de haber condicionado las vidas de millones de patriotas, condenándolos a las máscaras y al confinamiento, encerrándolos en sus casas, a ellos que llevan tiempo encerrados en sus mentes, añorando a De Gaulle.