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FIN A UN AñO DE EXILIO

Morales regresa triunfante a Bolivia

En vísperas de cumplirse un año de su salida del poder y del país y un día después de que Luis Arce asumiera la Presidencia, el exmandatario Evo Morales regresó triunfante a Bolivia, donde se dio un baño de masas, desde su exilio en Argentina. El jefe del Estado argentino, Alberto Fernández, lo despidió en la frontera.

Evo Morales se encuentra de nuevo en Bolivia, El expresidente regresó ayer a su país, donde se dio un baño de masas, un día después de que el candidato de su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), y ganador de las elecciones, Luis Arce, fuese investido presidente, recuperando el poder que le fue arrebatado a Morales. El expresidente se vio obligado a partir al exilio, hace casi un año tras un golpe liderado por la derecha y los militares. Junto a él, retornó también el que fuera su vicepresidente, Álvaro García Linera, y otros altos cargos que se refugiaron en Argentina.

Morales hizo su entrada triunfal por Villazón, donde se habían reunido miles de seguidores procedentes de todos los rincones del país para dar un gran recibimiento a quien en 14 años de gobierno consiguió grandes logros. Desde esa localidad fronteriza con Argentina inició un viaje de dos días –1.000 kilómetros en una carava integrada por al menos 800 vehículos– hasta la región cocalera de Cochabamba, adonde pretende llegar el día 11, justo un año después de ser obligado a abandonar el poder, y con el que quiere evidenciar el apoyo del que sigue gozando.

En un masivo mitin en la principal plaza de Villazón, Morales negó el fraude electoral que alegaron los golpistas: «¿Qué fraude? El 18 de octubre, el pueblo boliviano dijo que no hubo fraude. La mejor prueba para demostrar que no hubo fraude fueron las elecciones de este año», la repetición de los comicios anulados el año pasado.

En La Quiaca, en la frontera, fue despedido personalmente por el presidente argentino, su ««hermano» Alberto Fernández, cuyo país acogió a Morales durante los últimos once meses mientras aguardaba el retorno al poder del MAS.

Allí, Morales insistió en que su salida se produjo por haber «recuperado los recursos naturales» bolivianos, por haber «nacionalizado los recursos y garantizar la soberanía del Estado». «Ese ha sido nuestro delito», lamentó. «El golpe fue un golpe a nuestro modelo económico, a nuestros recursos naturales (...) Nuevamente se repite la historia», sostuvo antes de ratificar que «mientras exista el capitalismo y el imperialismo, la lucha de los pueblos continuará».

Fernández señaló que «fue un honor» acoger a Morales y apuntó que regresa a una patria «de la que nunca debió haber salido y donde nunca debió ser maltratado como fue». Además, se refirió al día de ayer como un acontecimiento de importancia regional en un momento en que «la unidad se fragmentó en intereses individuales».

Tres motivos de alegría

Había prometido que regresaría cuando su partido volviera al Gobierno. Y así lo ha hecho.

«No dudaba de que iba a volver, pero no estaba seguro de que iba a ser tan pronto, algo histórico e inédito», había escrito antes en su cuenta de Twitter, donde aseguró que «volver a la patria le llena de alegría».

Con alegría señaló después en Villazón que «la meta del imperio norteamericano era eliminar, proscribir al MAS. Dijeron que el MAS no podía volver al Gobierno y que Evo no debía volver a Bolivia, y ahora el MAS está en el Gobierno y Evo está el Bolivia». «Fracasaron, hermanos –añadió–. Es al voluntad del pueblo boliviano, democráticamente».

Pero además del retorno del MAS al poder y de su regreso a Bolivia citó un tercer motivo para festejar. «Al gringo que nos dio el golpe, ahora se lo hemos dado nosotros», dijo en referencia a la derrota electoral de Donald Trump.

Morales ha regresado a Bolivia con el panorama político y judicial despejado. Con el MAS y Arce en el poder y después de que la Justicia de su país retirara la orden de captura que pesaba sobre él, al que el Ejecutivo golpista de Jeanine Áñez acusó de «terrorismo» y «sedición».

No formará parte de la nueva Administración. Su intención es establecerse el enclave cocalero de Chimoré, donde inició su labor sindical, y retomar sus actividades agrícolas.