Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

Semanario de esparcimiento de un virus III

Me han regalado un libro, “Buenas y enfadadas”, de Rebecca Traister, publicado por una de mis editoriales favoritas, Capitán Swing. Hacía tiempo que no me regalaban nada (material), salvo merchandising de festivales y mercados. Mientras observo mi nuevo regalo, abro una página al azar y leo «Luego estaban los hombres que miraban el mundo con ojos nuevos, aparentemente sorprendidos por aquel desfile indecoroso de manipuladores y acosadores sexuales. Aquellos hombres habían empezado a entender los temas de mis artículos, en los que yo tanto insistía. Nunca imaginaron que fuese tan fuerte. No habían visto lo robusta que era su estructura, no se habían dado cuenta de que era sistémico. Y ellos formaban parte de todo, se habían beneficiado de aquel entramado aunque no hubieran sobado a nadie y aunque no hubieran violado a nadie. Y aquella facción incluía a mi propio marido». Tengo ganas de leerlo, pienso, entre otras cosas, porque sí creo en la rabia como una energía a canalizar para cambiar situaciones de injusticia, cosas que no nos gustan. Cambiar “cosas” que no nos gustan, “cosas” pequeñas y “cosas” enormes y, aparentemente lejanas, hasta que nos tocan y las sentimos en la piel. Hace tiempo que vemos sufrir a los saharauis como pueblo. Mohamed, Fatima o Aziza son los que tocan mi piel, se convierten en cercanía. Estos días, su sonrisa eterna se ve algo más apagada y, algo me dice, que las palabras de Rebecca Traister, transformadas, valen para todo tipo vejaciones e injusticias.