Joseba ITURRIA
DONOSTIA

El fútbol vasco sale reforzado tras superar a Barcelona y Real Madrid

El fútbol vasco ha demostrado en la Supercopa que la final de Copa que jugarán en abril Athletic y Real no es fruto de la casualidad. En su camino también superaron al Barcelona y al Real Madrid como la pasada semana, en la que los rojiblancos levantaron la copa, pero los blanquiazules también fueron mejores que los azulgranas y eso llevó a Koeman a jugar la final con menos valentía que en la semifinal por su falta de banquillo.

En los tres partidos jugados en Andalucía los equipos vascos han sido superiores a los dos clubes con más poder de la Liga española y solo la espectacular actuación de Ter Stegen en la semifinal, con seis paradas de mucho nivel, y la falta de acierto en sus ocasiones y en la tanda de penaltis de la Real impidió vivir en La Cartuja una final vasca tres meses antes de la de Copa prevista en el mismo escenario.

Esa semifinal condicionó la final porque Imanol la planteó de una manera valiente con una presión alta que exige un gran desgaste al que respondió Koeman con un planteamiento similar. Eso motivó un duelo de intercambio de golpes, con una segunda parte de ida y vuelta que provocó que los dos equipos llegaran cansados a los últimos minutos y a la prórroga.

La Real se impuso en el final del encuentro y en el tiempo extra y el Barcelona acusó no tener unos recambios del nivel de los titulares. El equipo blanquiazul mejoró con las sustituciones, con la entrada de Januzaj especialmente, y el azulgrana se tuvo que encomendar al mejor Ter Stegen para sobrevivir.

Una final diferente

Por eso, la final estuvo condicionada por esta experiencia, a pesar de tener un día más de descanso el Barcelona. Koeman, tampoco ayudaba a repetir la presión alta, que jugara Messi con dudas, decidió renunciar a ir a buscar al Athletic y evitó un partido tan físico. El equipo azulgrana esperó sin balón replegado sin presionar y, a pesar de no buscar llevar la iniciativa Marcelino, se llegó a la segunda parte con la posesión igualada.

El Barcelona tampoco generó ocasiones cuando tuvo el balón. El ritmo de su juego, la velocidad que le daba a su movimiento del balón, fue muy bajo y el Athletic se sintió cómodo cuando defendía. Acertó al juntar sus lineas lejos de su área para impedir que Pedri, Messi, Griezmann y De Jong entraran en acción y solo sufrió en la banda izquierda con las entradas de Jordi Alba, protagonista en las jugadas de los dos goles de cada equipo, y con el acierto de Griezmann. Sus goles y una falta directa de Messi fue de lo poco que generó el Barcelona.

El Athletic, con un estilo diferente al de la Real porque se siente más cómodo cuando el rival lleva la iniciativa, fue capaz de marcar en los dos partidos cinco goles, por unos centímetros no fueron seis, con un porcentaje de acierto muy superior al de la Real en sus ocasiones.

Se vio beneficiado también por los errores de Lucas Vázquez y Jordi Alba en los dos primeros goles de cada partido y de los entrenadores con los cambios porque Zidane sustituyó a Benzema, su mejor delantero, y Koeman retiró a dos de los atacantes que más defienden y que mejor pueden acabar los partidos por su capacidad física, Pedri y Dembélé. Con esos cambios, tras el gol de Villalibre el Barcelona se quedó con un equipo peor incluso que el que jugó la prórroga contra la Real, sin capacidad de respuesta ante el espectacular tanto de Williams.

Fueron tres partidos en los que además salió a relucir el carácter competitivo que siempre ha caracterizado a los futbolistas vascos para competir y ganar títulos con equipos basados en sus canteras, con jugadores identificados con sus clubes y los pueblos que representan.

El Athletic alineó once canteranos en la final, la Real otro formado en Lezama y diez jugadores ascendidos del Sanse en su semifinal y otros tres productos de Zubieta fueron titulares con los rojiblancos en la Supercopa. Como en los años 80, los dos equipos vascos derrotaron con jugadores formados en sus canteras a los dos clubes con mayor presupuesto de la Liga española.

Segundo título, primero en nueve finales, en 34 años

El Athletic dio al fútbol vasco masculino su segundo título desde el final de su década prodigiosa de los 80, en la que se encadenaron cuatro títulos de Liga consecutivos de Real y Athletic desde 1981 hasta 1985, dos Copas (1984 y 1987) y una Supercopa en el campo (1982-83). El del domingo tiene un valor superior al de la temporada 2015-16, en la que el Athletic aprovechó que Luis Enrique no sacó su mejor equipo en la ida y perdió por 4-0. En esta Supercopa Barcelona y Madrid han alineado sus mejores jugadores, el formato ha resultado ser un acierto total que invita a ello, y los dos grandes se han rendido ante los equipos vascos. Desde 1987 Real, Athletic, Alavés y Osasuna habían llegado a seis finales de Copa y dos europeas sin ganar ninguna a un partido. En abril otro título más vendrá a Euskal Herria en otra fiesta del fútbol vasco.J.I.