Àlex ROMAGUERA
BARCELONA
CONSTITUCIÓN DE LA CÁMARA CATALANA

El Parlament más soberanista da inició a un nuevo ciclo en Catalunya

En una sesión inédita, celebrada en el auditorio para cumplir con las medidas anticovid, la que fuera candidata de JxCat, Laura Borràs, fue elegida nueva presidenta del Parlament con los votos de ERC. En su discurso, se comprometió a convertir la cámara en una herramienta al servicio de la independencia y la recuperación social.

Estaba escrito y pactado. Pero hasta que no recogió la medalla de oro y se sentó en su butaca, no se comprobó el cariz que tendrá el Parlament de Catalunya con Laura Borràs de presidenta. La dirigente de Junts per Catalunya se estrenó con un discurso que invita a una legislatura dónde la crisis económica y el conflicto catalán marcarán nuevamente la agenda política, pues fue clara y contundente en prometer que defenderá «la inviolabilidad de la cámara ante las ingerencias del Estado» y que pondrá «todo» su empeño en que responda «a la voluntad de los electores de lograr la República Catalana y la recuperación económica».

En una ceremonia solemne, realizada en el auditorio del Parlament, y no en el hemiciclo, para garantizar las medidas anticovid, Borràs prometió «completar el camino hacia la liberación nacional» que abrió Carme Forcadell tras la declaración de independencia del 27 de octubre de 2017, cuya acción llevó al gobierno español a aplicar el artículo 155 de la Constitución, disolver la cámara, destituir al ejecutivo de Carles Puigdemont y encarcelar, entre otros representantes públicos, a la entonces presidenta del Parlament.

Retomando las palabras que Forcadell dirigió al Tribunal que la condenó, cuando defendió que «la esencia de la democracia es que la palabra tiene que ser libre», Laura Borràs mostró su enérgica disposición a «recuperar la dignidad del Parlament y concederle la relevancia como sede de la soberanía del pueblo de Catalunya», para concluir su intervención con un aviso a navegantes sobre sus objetivos: «Tal y como formulaba el president Francesc Macià, convirtámoslo en el instrumento político de la libertad colectiva».

Apoyo con matices

Laura Borràs, que dedicó unas palabras a los presos y los activistas represaliados, fue elegida presidenta en segunda ronda, pues en la primera votación la CUP se inclinó por abstenerse, mostrando así su disconformidad ante una candidata implicada en una causa judicial relacionada con el fraccionamiento de contratos cuando la ahora presidenta del Parlament era directora de la Institució de les Lletres Catalanes. De esta manera, Borràs contó únicamente con los 64 apoyos que corresponden a los diputados de ERC y los de JxCat, que hubieran sido 65 si a Lluís Puig, diputado de JxCat actualmente en el exilio, la Mesa de Edad le hubiera permitido delegar su voto. Voto a favor el diputado de más edad, Ernest Maragall, pero se opusieron los dos más jóvenes, Alberto Tarradas (Vox) y David González Chanca (PSC).

Por detrás de Borràs quedó la candidatura de la socialista Eva Granados, a quien solo apoyaron 50 diputados provenientes del PSC, Ciudadanos y En Comú Podem y que finalmente ostentará la vicepresidencia segunda de la Mesa. Un órgano que también integrará la republicana Anna Caula como vicepresidenta primera. En calidad de secretarios ejercerán el socialista Ferran Pedret; el abogado de Puigdemont y hasta ahora diputado en el Congreso español por JxCat, Jaume Alonso-Cuevillas, el diputado de la CUP por la circunscripción de Lleida, Pau Juvillà, y el activista y electo de ERC, Rubén Wagensberg. De esta manera, y en virtud de los acuerdos firmados entre los diversos grupos, la Mesa contará con cinco miembros independentistas de un total siete. Será la primera vez, además, en que la CUP forme parte de la Mesa.

Ejecutivo en cuarentena

La constitución del Parlament, que formalmente supone el arranque de la XVIII legislatura, también ofreció otras lecturas a retener. Entre ellas, la fría relación que se respira entre ERC y JxCat, como se pudo comprobar en el hecho de que Borràs no hiciera ninguna mención al papel de su predecesor en el cargo, el republicano Roger Torrent.

Un hecho que, más allá del acuerdo para repartirse las sillas de la Mesa, indica el peso que aún tienen las disputas heredadas del pasado, así como la falta de una hoja de ruta consensuada para avanzar hacía la independencia. Una circunstancia que, muy probablemente, ralentizará las negociaciones para configurar el ejecutivo que presidirá el republicano Pere Aragonès. Y es que, si bien la aritmética les obliga a entenderse y a incorporar a la CUP en la ecuación, es casi seguro que los dos partidos apuren las negociaciones hasta el 26 de marzo, fecha límite para el debate de investidura.

Al margen de esta incerteza, la sesión de ayer será recordada por el avance en la paridad de género. Un objetivo recogido en el Pla d’Igualtat aprobado en el Parlament para el período 2020-2023 y cuya aplicación permitirá que, en esta legislatura haya 65 mujeres diputadas por 70 hombres y que tres de ellas (la misma Borràs, Caula y Granados) copen los principales puestos de la Mesa.

También en esta línea es relevante la sintonía que mostraron la mayoría de grupos de la cámara, a excepción de PP y Ciudadanos, para tratar de evitar que Vox irradie sus soflamas machistas y xenófobas en las sesiones que se celebrarán a partir de ahora en el Parlament. Un cordón sanitario que Laura Borràs defendió de forma vehemente al proclamar, ya en ejercicio de su cargo, que «el Parlament velará por libertad de expresión al mismo tiempo que será inflexible contra cualquier conducta sexista, racista y discriminatoria».

Con este firme compromiso se inauguró una legislatura en la que, viendo los primeros discursos y a la espera del debate de investidura, el independentismo aspira a marcar los tiempos para encauzar la recuperación económica y encarar un nuevo embate con el Estado.

Un abrazo y notables ausencias

Cualquier sesión constitutiva tiene su liturgia. Todo se ciñe a un protocolo que no admite interferencias para su normal desarrollo. Pero en Catalunya nada es normal desde octubre de 2017 y las sucesivas olas represivas que aplica el Estado. Así lo recordaba Ernest Maragall, el diputado más longevo encargado de abrir el acto, cuando en sus primeras palabras recordó que Catalunya continua sumergida en la «anormalidad democrática».

Esta referencia al actual contexto hizo que las miradas estuvieran puestas en Laura Borràs, quien también se refirió a la excepcionalidad causada por la pandemia y el recorte de las libertades, pero sobre todo en la exconsejera Meritxell Serret, que después de tres años exiliada en Bélgica, este jueves cruzó la frontera para participar ayer en el Parlament como nueva diputada de ERC.

Antes de entrar en el edificio, Serret fue recibida por decenas de dirigentes de todo el espectro soberanista, quienes le rindieron un aplauso mientras se fundía en un sentido abrazo con la expresidenta de la institución, Carme Forcadell, a la cual es probable que el juez de vigilancia penitenciaria le revoque el tercer grado y vuelva a ingresar en prisión, dónde ya lleva 1.087 días privada de libertad.

Así ha ocurrido con los siete presos encarcelados en Lledoners, que junto a Carles Puigdemont y el resto de dirigentes exiliados, se convirtieron en los grandes ausentes de la apertura de la nueva legislatura. Unas ausencias que, un año más, fueron suplidas por los discursos y los lazos amarillos que exhibieron numerosos electos dentro del auditorio.A.R.