Ernesto TOVAS (AFP)

Sembrando el agua con ingeniería prehispánica

Entre las altas montañas de la provincia de Lima, a 80 km de la capital peruana, una milenaria red de canales de piedra surca las laderas de los cerros para transportar agua de lluvia, ríos y quebradas e infiltrarla hacia los acuíferos subterráneos. Este sistema de ingeniería de origen prehispánico se conoce como amunas, que en quechua significa «retener el agua». En la comunidad campesina San Pedro de Casta, en Huarochirí, también lo llaman la «siembra del agua» porque les permite disponer todo el año del recurso natural. Las amunas, de 1.400 años de historia y que se están recuperando gracias a la ONG Aquafondo, captan agua en temporada de lluvias y el líquido que recolectan en los canales permea, se infiltra y almacena naturalmente en el subsuelo. Luego, en temporada de sequía, se recupera a través de los «ojos de agua», donde brota desde los acuíferos subterráneos, y se deriva a sistemas de riego o para uso en ganadería. Las amunas han sido halladas solo en la región de la capital, cuya geografía de pendiente de alta montaña hasta el nivel del mar ayuda al flujo del agua.