Maitane ALDANONDO
BILBO

TECNOLOGÍA DISRUPTIVA PARA MEJORAR LA SEGURIDAD VIAL

El mantenimiento de la red viaria se realiza habitualmente de forma visual. La startup bilbaina Asimob ha creado una herramienta que aplica nuevas tecnologías a la monitorización de recorridos, para detectar incidencias y reportarlas en tiempo real.

Las infraestructuras son uno de los pilares de la seguridad vial: señales, rayas y firme en buen estado pueden evitar accidentes o reducir su gravedad. Hasta ahora su mantenimiento se basa, sobre todo, en inspecciones visuales. La startup bilbaina Asimob ha desarrollado un sistema que aprovecha las nuevas tecnologías para facilitar esa labor y optimizar la conservación de las vías. La herramienta es finalista en los VII Premio Emprendedores y Seguridad Vial de la Fundación Línea Directa que se fallan este jueves.

Se habla mucho del vehículo autónomo, una realidad cada vez más cercana, pero para su correcto funcionamiento es necesario que las carreteras estén preparadas, y en ese ámbito apenas hay desarrollo tecnológico. De esa reflexión nace Asimob en 2016, cuando Ibon Aretxalde, presidente de la empresa, puso en marcha la iniciativa junto a sus socios. Durante el primer año analizaron el mercado y las posibilidades, y a finales de 2017 iniciaron los desarrollos. El momento de salir al mercado llegó a mediados de 2019, cuando se incorporó Estíbaliz Barañano, directora general de la empresa. Esta bilbaina es ingeniera de Telecomunicaciones, Executive MBA y cuenta con experiencia en grandes empresas ligadas a la movilidad y a sistemas inteligentes de transporte. No es su primera incursión en el emprendimiento, ya lo intentó en 2002 forzada por la crisis de las tecnológicas, si bien la experiencia es muy diferente. «No tienen nada que ver el tema de inversores, eventos, apoyos, aceleradoras...» Pero no solo ha cambiado el ecosistema, también ella, que cuenta con un mayor bagaje profesional. Además, esta vez pudo escoger «lanzarse a la aventura». Admite que «coger algo muy pequeñito, que casi no existe, y ver la forma de hacerlo crecer, aportar valor y que merezca la pena... es un aprendizaje valiosísimo. Aprendes cosas que de otra forma sería muy complicado».

Barañano y su equipo tienen su oficina en Innolab. Son parte del programa BIND 4.0, así como de la aceleradora europea EIT Urban Mobility y han participado en varias ferias internacionales como la Conferencia de Innovación en Movilidad de Ciudades (POLIS) de 2020; acciones que sirven de impulso para darse a conocer entre su público.

A esa visibilización contribuyen, así mismo, los reconocimientos. Han obtenido varios en estos dos años, como el Quality Innovation Award que recibieron a mediados de abril. Este jueves sabrán si suman el Premio Línea Directa, en el que compiten con otras cuatro iniciativas. La responsable de Asimob reconoce que «ser finalista ya es un mérito» y que la victoria «está difícil».

A día de hoy, la persona encargada de inspeccionar el estado de la red vial recorre varios cientos de kilómetros al día y apunta las incidencias encontradas para su reparación. Normalmente debe compaginar esa tarea con la conducción. Barañano señala que 100 kilómetros de carretera interurbana convencional pueden tener entre 1.000 y 2.000 señales de tráfico, por lo que «es muy complicado que de memoria pueda hacer un seguimiento muy cercano».

De visual a digital

La propuesta de Asimob se basa en instalar unos «pequeños dispositivos de muy bajo coste» en los vehículos, que hay que encender al iniciar la ronda. La startup los programa para que se activen y graben al entrar en las zonas a monitorizar. Los datos se recogen sin molestar al conductor y se envían en tiempo real a una plataforma que los analiza con visión e inteligencia artificial para extraer información. Los resultados se muestran en un mapa y los clientes pueden acceder a un video que muestra exactamente lo ocurrido en cada punto. Así pueden coordinar las acciones de mantenimiento de forma «mucho más eficaz».

Monitorizan señalización vertical y balizamiento, conos y señales temporales de obra… y las irregularidades en el firme, que miden de manera indirecta por la sacudida sufrida por el vehículo. Además de poder abordar la renovación de las carreteras con una información más completa, permite controlar remotamente que todas las señales estén visibles. Ahora trabajan en la señalización horizontal, sobre todo las marcas de carril, donde ya han hecho los primero análisis y en breve esperan tener el servicio; así como ver una capa de agua, hielo o nieve en la superficie de carretera.

Monetizan su servicio a través de una suscripción, aunque también pueden hacer trabajos puntuales como un inventario. «Somos muy flexibles, podemos adecuarnos a lo que haga falta en cada momento en cada carretera y a los recursos que haya», explica la directora. Sus clientes potenciales son entidades públicas y empresas encargadas del mantenimiento. Percibe interés, sobre todo, de estas últimas, como vía para demostrar su trabajo, porque una inspección visual no deja evidencias.

Son disruptivos, ya que llevan la digitalización a un campo que era muy manual. Además, la tecnología que se empleaba hasta ahora era muy cara. En contraste, el sistema de Asimob es aplicable a cualquier carretera «de forma muy ligera». No varía mucho de un país a otro, y ya les han contactado de países europeos y latinoamericanos.