Arnaitz GORRITI
Entrevista
RICARDO URIZ
EXJUGADOR DE BALONCESTO

«Con nuestra afición al basket, hay que cuidar mejor la cantera»

Canterano del Baskonia y ganador de la Copa en 1999, conoció los vestuarios de Bilbao Basket y Gipuzkoa Basket, donde fue el capitán, y feliz. Tras 23 años de corto y 357 partidos en la ACB, el iruindarra ya no va a jugar más, pero el basket sigue en él.

Hace un mes que Ricardo Uriz (Iruñea, 1980) se despedía en Burgos de su condición de jugador profesional, pero no de las canchas. Primero, termina su formación de entrenador de basket y después, al nivel y al ritmo que sea, se vestirá de largo para que su experiencia de 23 años siga desde el banquillo.

¿Fue muy emotivo su adiós?

Ha sido poner fin a una etapa, después de haberlo meditado y estudiado mucho, pero sí, fue también un momento emotivo. La pena fue que no hubiera tanto público en las gradas, pero me ilusionaba poderme retirar en la pista y así ha sido, y además fue todo muy bonito.

Una carrera de 23 años al más alto nivel, se dice fácil. ¿Existe algún secreto para tanta longevidad?

Hay muchos condicionantes, pero podría resumirse en mucha pasión, en cuidarte mucho el aspecto físico y mantener siempre la ambición y la ilusión. Se puede decir que en mis cinco últimos años de carrera no ha habido un día de entrenamiento o partido en el que no me doliera algo. Pero he conservado esa capacidad de querer seguir adelante, sin perder esa pasión.

¿Deja un baloncesto muy distinto al que se encontró?

Son muchos años y uno tiene que evolucionar. Pero conforme evoluciona uno ve que el juego también cambia, y hay que hacerse a esos cambios. Es también parte de lo bonito de este juego. Como en la vida, si no mejoras, empeoras.

Cuando llegué al mundo profesional aún existía el «uno más uno» en los tiros libres, se jugaban dos mitades de 20 minutos en vez de cuartos de 10; el reloj de posesión era de 30 segundos en vez de 24; la línea del triple se ha tenido que alejar…

Hay dos aspectos que destacan en el baloncesto moderno: el físico y el triple. Los jugadores son cada vez más grandes, más rápidos, más fuertes, y una forma de hacerle frente es con el triple, porque permite que haya espacios bajo el aro en vez de colapsarse la pintura.

Se despidió usted del baloncesto como jugador con una carta en las redes sociales. Pero no parece que lo suyo sea despedirse de las canchas.

Lo que procuro y siempre me ha interesado es entender lo que pasa en la pista. Mi idea es, primero, terminar de formarme como entrenador, algo que estoy haciendo ahora. Tenía esa idea prevista de antemano; la idea es seguir unido, devolver lo que me ha dado el basket; por ahora no sé dónde y ejerciendo no sé de qué, pero unido a lo que ha sido mi forma de vida.

¿Ya le rondan proyectos?

Lo primero es descansar. Luego, ir viendo qué proyectos van surgiendo una vez que termine de formarme como entrenador. Hay que ir paso a paso.

Usted ha jugado en más de 10 equipos, y es de los pocos que ha conocido los vestuarios de Saski Baskonia, Bilbao Basket y GBC. ¿Qué cosas quedaron en usted después de pasar por esos vestuarios?

Cada uno influyó y todas fueron importantes en mi carrera. Por ejemplo, en el Baskonia aprendí a comprender lo que significaba ser jugador profesional de baloncesto, con un entrenador como Sergio Scariolo y un base como Elmer Bennett.

En Bilbao Basket alcancé mi madurez y conseguí el primer ascenso a la Liga ACB, algo que ha servido para que, casi de continuo, Bilbao Basket haya podido hacer un equipo en la élite.

En lo que respecta a Gipuzkoa Basket, pasé ocho años, en la Liga ACB y la LEB Oro. Fue, como siempre digo, el sitio en el que más feliz fui, junto con Tenerife. Sin duda, mis mejores años como jugador los pasé en GBC y también aprendí mucho.

En Donostia coincidió con Pablo Laso y puede que terminara usted de asentarse como base puro, después de que cuando era más joven alternó los puestos de base y escolta.

No solo fue Pablo, pero sí que me ayudó mucho y con él aprendí y mejoré. Esos ocho años que pasé en Donostia y con Pablo Laso de entrenador marcaron mucho mi carrera profesional.

Luego hay que tener en cuenta que un base suele mandar a su equipo y para ello necesita de cierta madurez. Con el paso de los años, sobre todo en esos años en Gipuzkoa Basket, adquirí una mayor capacidad de leer los partidos. Guardo un gran recuerdo por todo lo que aprendí.

En Gasteiz, en cambio, pudo usted ser compañero de Elmer Bennett, nada menos.

Fue mi ídolo y ahora también lo es. Durante esos dos años en los que coincidimos pude aprovechar ese tiempo para aprender de Elmer. Él era el veterano en aquel momento, nos cuidaba y nos ayudaba a ser mejores.

En Bilbo y en Donostia coincidió usted con Javi Salgado, que ahora es entrenador ayudante en Bilbao Basket. ¿Se ve tal y como él está ahora?

Javi, después de una temporada difícil, ha vivido una situación bonita en Bilbo con la salvación. Él está de entrenador ayudante en un equipo de la ACB como es Bilbao Basket, y seguro que ha aportado su experiencia de cuando era jugador para poder salir de momentos difíciles porque él sabe lo que es haber estado dentro de la pista. Pero es muy difícil que se dé en mi caso. Hay que ir paso a paso a ver a dónde nos lleva este camino.

Ha coincidido la retirada de Iñaki Narros, capitán de Basket Navarra de Iruñea. Usted es de 1980, Narros de 1981 y los Urtasun, que siguen jugando, de 1984. ¿Son la mejor camada de Nafarroa?

No sabría decirlo, pero sí es una camada curiosa con Iñaki –Narros–, Txemi y Alex –Urtasun–. Igual lo que se puede destacar de nosotros no es que seamos de una generación más o menos parecida, pero sí que sentimos la pasión por el juego y luego hemos tenido la suerte de contar con una cierta calidad como para hacer una carrera larga.

No le puedo dejar de preguntar por dos jugadores como Darío Brizuela y Xabi López-Arostegi.

Aquí hay una afición muy grande por el basket; muy grande y de nivel. La pena es que estos dos jugadores hayan tenido que salir fuera, al Estudiantes a Madrid y al Joventut en Badalona, para madurar. Creo que deberían de haber podido crecer aquí. En ese sentido, aunque hay una afición muy grande al baloncesto por aquí, creo que tenemos que cuidar mejor la cantera.

Me alegro mucho por ellos, pero ojalá en el futuro salgan jugadores de ese nivel, pero sobre todo, ojalá salgan en nuestros propios equipos para verlos llegar a la élite y disfrutar de ellos.