Imanol CARRILLO

EQUIPO DE REFUGIADOS: LOS ANILLOS OLÍMPICOS SUSTITUYEN A LA BOMBAS

Hoy se celebra el Día Mundial de los Refugiados. El Equipo Olímpico de este colectivo del COI tomará parte por segunda vez en unos Juegos. 29 deportistas, 29 historias. Tokio 2020 será el mejor escaparate para demostrar al mundo que hay vida más allá de las guerras o los muros.

Abdullah Sediqi, Ahmad Baddredin Wais, Ahmad Alikaj, Aker Al Obaidi, Alaa Maso, Anjelina Nadai Lohalith, Aram Mahmoud, Cyrille F. Tchatchet II, Dina Pouryounes Langeroudi, Dorian Keletela, Eldric Sella Rodriguez, Hamoon Derafshipour, Jamal Abdelmaji Eisa Mohammed, James Nyang Chiengjiek, Javad Majoub, Kimia Alizadeh Zenozi, Luna Solomon, Masomah Ali Zada, Muna Dahouk, Nigara Shaheen, Paulo Amotun Lokoro, Popole Misenga, Rose Nathike Lokonyen, Saeid Fazloula, Sanda Aldass, Tachlowini Gabriyesos, Wael Shueb, Wessam Salamana y Yusra Mardini.

Se trata de los 29 deportistas de 11 países que competirán en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020 –del 23 de julio al 8 de agosto– con el Equipo Olímpico de Refugiados, 19 más que en los anteriores de Río de Janeiro 2016. De esos 29 atletas, seis disputarán sus segundos Juegos.

He aquí tres historias de tres deportistas que han salido adelante gracias al deporte.

Yusra Mardini

A medida que la guerra de Siria se intensificaba, Yusra Mardini y su hermana abandonaron Damasco a principios de agosto de 2015, en una terrible experiencia que incluyó ayudar a remolcar un bote lleno de compañeros refugiados en el Mar Egeo. Llegaron a Berlín en setiembre de ese mismo año.

Yusra fue seleccionada para competir en Río 2016 como parte del primer Equipo Olímpico de Refugiados. Ahora, con 22 años, es una atleta internacional segura de sí misma, autora de best-sellers, embajadora de las Naciones Unidas y mucho más.

«Quiero contar mi historia», relata desde su casa en Hamburgo una Yusra Mardini quien de pequeña odiaba nadar porque el agua estaba muy fría hasta que a los nueve años comenzó a amar la natación. «Pensé que mi historia podría ser algo que ayude a la gente en estos momentos difíciles. Lo estoy usando para motivarlos... para darles una razón para seguir soñando de nuevo y para saber que si tienes una caída, eso no significa que sea el final del camino». De ahí nació su libro “Mariposa: De refugiada a nadadora olímpica. Mi historia de superación y esperanza”, lanzado en la primavera de 2018. Su historia ha llamado las puertas de Hollywood, con una película dirigida por mujeres en proceso antes de que la pandemia del covid-19 detuviera la producción.

Cyrille Fagat Tchatchet II

Cyrille Fagat Tchatchet II llegó a Gran Bretaña desde Camerún en 2014 y el africano pasó momentos difíciles, hasta el punto de considerar acabar con su vida. Dice que el levantamiento de pesas lo salvó de algunos de sus peores momentos. Vivía en las calles de Brighton y no tenía forma de mantenerse a sí mismo. «Había pensado en el suicidio durante mucho tiempo. Solo quería terminar con todo», relata el propio deportista.

Pero Tchatchet tomó una decisión que cambiaría su vida para siempre. Usó lo último de su crédito telefónico para llamar a los Samaritans, una organización benéfica que brinda apoyo emocional a cualquier persona con angustia emocional. El africano fue realojado en Birmingham, donde pudo mejorar su salud mental. Fue a ver a un médico de cabecera local, que le recetó antidepresivos y ejercicio. Tchatchet comenzó a entrenar en su club local hasta formar parte del Equipo de Refugiados en Tokio. Además, comenzó a estudiar para convertirse en enfermero de salud mental, con el fin de ayudar a rehabilitar a otras personas que experimentaron un trauma similar al suyo. Se graduó con un título de primera clase de la Universidad de Middlesex y ahora espera comenzar una maestría junto con su formación.

Masomah Ali Zada

Para la ciclista originaria de Afganistán todo cambió cuando en 2016 se emitió un programa de televisión francés llamado “Las pequeñas reinas de Kabul”. Junto con su hermana Zahra, el documental mostraba las dificultades de andar en bicicleta como mujer en su país de origen. «En Afganistán, los hombres piensan que no es adecuado que una mujer ande en bicicleta, y los talibanes nos han prohibido hacer deporte», relata. Un abogado francés retirado logró una solicitud de asilo exitosa y ambas hermanas están inscritas en la Universidad de Lille. Mosomah, a los 24 años, ha estado entrenando duro en el norte francés hasta conseguir clasificarse para Tokio 2020. «Al participar en los Juegos Olímpicos, quiero convencer a los que piensan que una mujer en bicicleta es inapropiada o les resulta extraño que una mujer musulmana con pañuelo en la cabeza sea ciclista de que no, es normal», finaliza.