Alessandro RUTA
DONOSTIA

«El último tango en París», medio siglo de polémica

Se cumple medio siglo de la filmación de «El último tango en París», una película controvertida, secuestrada por las autoridades judiciales italianas durante más de una década y por la que su actriz protagonista, Maria Schneider, acusó a Marlon Brando y a Bernardo Bertolucci de hacerle sentirse humillada y abusada durante la famosa escena de la violación anal lubricada con mantequilla.

Marlon Brando y Maria Schneider durante el rodaje.
Marlon Brando y Maria Schneider durante el rodaje. (GARA)

Muy pocas películas en la historia del cine arrastran tanta fama de maldita como “El último tango en París”, obra maestra del director italiano Bernardo Bertolucci con Marlon Brando y Maria Schneider como protagonistas. Se cumple ahora cincuenta años desde el estreno de este film controvertido que durante más de una década fue secuestrado por los jueces italianos y cuyas copias fueron literalmente quemadas por las autoridades, con Bertolucci condenado por haber «ofendido la moral y el sentido común».

Una fama de película maldita ganada, sí, sobre todo por los daños físicos y psicológicos que padeció su protagonista, Maria Schneider, quien acusó a Marlon Brando de haberla hecho sentirse humillada e incluso violada con la complicidad del cineasta italiano.

La mantequilla

Paul y Jeanne, Jeanne y Paul. “El último tango en París” es una historia que transcurre en el interior de un piso vacío de la capital francesa, entre estos dos desconocidos que utilizan el sexo tanto para profundizar en su relación como para rebelarse contra el mundo burgués que les rodea. Existe el punto de vista del hombre mayor (Paul), desesperado por la muerte de su esposa, y el de la joven mujer (Jeanne), ingenua hija de un militar que, al mismo tiempo, tiene una relación con un director de cine: dos mundos que se cruzan de manera explosiva.

Y el sexo se muestra en sus diferentes formas, hasta las más salvajes. Por eso no hace falta añadir nada cuando se habla de la mantequilla en la gran pantalla. En “El último tango en París” la escena más escabrosa, la más repulsiva y al mismo tiempo icónica es la secuencia que retrata la violación anal de Brando a Schneider utilizando este ingrediente. Como explica Bertolucci en uno de sus libros autobiográficos, «todo se decidió durante un desayuno» entre él y Marlon Brando, sin avisar a Maria sobre lo que pasaría. La actriz solo tenía 19 años; Brando, 48. En el guion solo estaba escrito que, «en un impulso de rabia, Paul coge a Jeanne y la viola», sin especificar mucho más.

Para Schneider, que no sabía del uso de la mantequilla como lubricante en esa escena, la situación fue una humillación absoluta. Sus lágrimas en pantalla son reales. El hecho de haber sido abusada y de sentirse «humillada y un poco violada», como dijo ella misma, la marcaría para toda la vida. Después de la única toma de aquella escena, Brando ni siquiera se acercó a ella. «Hubiera tenido que llamar a mi agente o a un abogado para discutir con ellos la oportunidad de grabar algo que no estaba en el guión, pero no se me ocurrió», admitiría Maria en una entrevista concedida al diario británico “Daily Mail”.

Schneider murió en 2011 por un cáncer de pulmón. De las casi cincuenta películas que interpretó, “El último tango en París” fue la que la encumbró al estrellato internacional. Para lo bueno y, sobre todo, para lo malo, porque aquella imagen de “chica fácil’ no la abandonaría nunca. Schneider llegó al colapso mental y a un intento de suicidio en la década de los 80.

Un film duro

A pesar de su contenido sexual, “El último tango en París” es una película “de autor”, estéticamente al borde de la perfección, con los colores pálidos de Vittorio Storaro (futuro ganador del Óscar en tres ocasiones), la particular música de Gato Barbieri y un ritmo bastante lento.

La idea original nació de una especie de fantasía del propio Bertolucci, uno de los alumnos más aventajados de Pier Paolo Pasolini: encontrar por la calle a una desconocida y mantener con ella relaciones sexuales sin profundizar en nada más, incluso sin saber sus nombres, como, de hecho, ocurre en “El último tango en París”.

El cineasta de Parma al principio no contaba ni con Brando ni con Schneider en el reparto o, al menos, le rondaban otras ideas por la cabeza. Pero su actriz fetiche, Dominique Sanda, estaba embarazada y Belmondo rechazó el proyecto rotundamente, considerando que era una historia pornográfica.

Entonces apareció Brando, quien estaba a punto de finalizar el rodaje de “El Padrino”. Por primera vez en la historia del cine, Brando fue nominado aquel 1973 como mejor actor en los Óscar por ambos papeles, ganando finalmente el premio por “El Padrino”.

De todas formas, su carrera ya estaba en declive. Se puede decir que “El último tango en París” fue su penúltima gran interpretación, antes de “Apocalypse Now”, en 1979.