Jon ORMAZABAL

Ezkurdia exprimió al campeón

Olaizola II, que cometió tres faltas de saque, remontó un 16-18 en contra y está clasificado. Irujo y el de Arbizu se la jugarán el sábado.

SARALEGI 22

ARRETXE II 16

No estará satisfecho, porque ningún deportista puede estar contento después de dejar escapar una oportunidad como la que se le presentó a Joseba Ezkurdia con ese 16-18 que tuvo ante Aimar Olaizola, pero el joven delantero de Arbizu puede presumir de haber sido uno de los pocos elegidos que ha conseguido exprimir hasta la última gota a un Aimar Olaizola que, con la victoria de ayer, ya está en semifinales. Ezkurdia y su gran amigo Martínez de Irujo se jugarán la otra plaza el sábado en el Labrit iruindarra.

Simplificando mucho el partidazo de ayer en Tolosa -el ambientazo que se vivió en el Beotibar también acompañó- al campeón le funcionó, -o le «funtzionó» como dicen en uno de sus anuncios- la publicidad que una conocida marca de yogures tenía contratada en la pared izquierda del Beotibar. Uno de los módulos estaba colocado en torno al cuadro seis y, a pesar de sus tres faltas -dos por cortas y otra por pasa- allí colocó sistemáticamente todos sus saques el delantero de Goizueta y la zurda de Ezkurdia dejó sin llevar hasta seis de ellos, lo que supuso una gran losa.

Tres cuadros más adelante había otro cartel del mismo anunciante, ese fue el punto que el campeón se marcó como referencia y allí le escondió la pelota a su rival en la parte final del choque, cuando tuvo que remontar un partido que se le había puesto muy complicado.

Y es que, aún habiendo cometido dos faltas de saque en el 1-1 y el 4-3, ambas por cortas -el propio Aimar las achacó a sus problemas de abductores- el saque le sirvió al de Goizueta para tomar una renta importante cuando se adelantó 10-4.

Igualdad en el peloteo

Aún así, en las pocas ocasiones en las que el tanto se había alargado, Joseba Ezkurdia había comprobado que para nada era inferior a Olaizola II si era capaz de darle velocidad a la pelota y si conectaba su demoledora volea, con la que obligó a su rival a vaciarse en defensa.

Tres magníficos tantazos, en los que alternó una volea demoledora (10-5), una milimétrica dejada al txoko (10-6) y un dos paredes supersónico (10-7), permitieron que, además de acercarse en el marcador, Joseba Ezkurdia comenzara a creer, con motivos, que la victoria era posible si conseguía seguir concentrado hasta el final y exigiendo a Olaizola II en cada pelotazo.

El de Aspe volvió a sufrir cuando Aimar le robó el saque tras un nuevo fallo con su zurda y se le volvió a escapar 16-11, pero no desaprovechó un nuevo regalo del de Goizueta, que volvió a cometer otra falta de saque, esta vez por pasa, en el tanto que subió el 16-12 al marcador. El de Goizueta sufría como hacía tiempo no lo había hecho en la cancha, Ezkurdia comenzó a acertar con su saque, a base de velocidad, y, con un frontón entregado, cerró con otro dos paredes de enmarcar un parcial de 7-0 que lo puso 16-18 por delante.

Sin embargo, no pudo culminar la sorpresa. Olaizola II encontró entonces un agujero en la izquierda de Ezkurdia y consiguió esconderle la pelota en la pared, el antídoto para derrotar la violencia en el pelotazo del delantero de Arbizu.