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Estupor en Londres por el caso de las tres mujeres esclavas

Estupefacta por el caso de las tres mujeres que pudieron estar secuestradas como esclavas durante más de 30 años en Londres, la opinión pública asistió ayer a la puesta en libertad provisional de la pareja de sexagenarios acusados.

Las preguntas no acaban ahí. ¿Por qué el plazo de un mes entre la liberación y la detención de ambos? ¿Cómo es posible que los sospechosos, de nacionalidad «no británica», hayan sido puestos en libertad hasta enero cuando están acusados de trabajos forzados y esclavismo?.

La Policía justifica las dificultades del caso por el estado traumático agudo de las tres mujeres, una malasia de 69 años, una irlandesa de 57 y una británica de 30. Sus «dificultades para contar su historia y el hecho de que hayan quedado completamente desamparadas y solas hace más difícil una investigación ya muy compleja».

El comandante Steve Rodhou aseguró ayer que las mujeres fueron golpeadas y eran controladas emocionalmente.

Contra lo que se piensa, el fenómeno no es tan extraño. El mes pasado una ONG británica cifró en entre 4.200 y 4.600 el número de personas víctimas de esclavismo moderno en sus más diversas formas, como el trabajo forzado, el tráfico de seres humanos o el matrimonio forzado. El pasado 23 de octubre un octogenario y su esposa fueron condenados por explotar y violar durante 10 años a una joven paquistaní sordomuda.