Basado en un análisis del contenido del presupuesto del Gobierno de Iñigo Urkullu para el próximo ejercicio, ELA expuso ayer su valoración en unos términos donde no faltaron duras acusaciones de «mentir» y de utilizar la crisis como «excusa» para realizar más recortes y desviar el dinero público al sector bancario privado. Aunque el PNV diga lo contrario, los datos ponen de manifiesto que se reduce el gasto público en casi un 4% y llama la atención el hecho, significativo, de que se destine casi el doble al pago de una deuda pública que aumenta exponencialmente frente al gasto en exclusión social. Buen ejemplo de ello es Kutxabank, dominada por los mismos partidos que defienden el acuerdo fiscal, mientras que esta especula con la deuda del Gobierno, comprando dinero casi al 0% y sacando una rentabilidad por encima del 4%. Con estas prácticas cobra todo su sentido la acusación de mentir deliberadamente con el mantra de «no hay dinero». Al contrario, sí hay dinero. Pero se destina de manera vergonzosa a mecanismos de transferencia de recursos públicos a sectores privados.

La evidencia demuestra que la deuda pública no se ha disparado a causa del gasto social. Rescatar deuda privada genera déficits y un aumento de deuda pública. Es una deuda ilegítima que debe auditarse para después plantearse seriamente declarar el impago de la misma.