Raimundo Fitero
DE REOJO

Peces

Tienen boca, la utilizan como proyector de su aparato fonador que deja pasar unas palabras que previamente se han visualizado en una parte del cerebro. Hablan. Y su acto es atrapado por una cámara, un reproductor o una memoria. Y al cabo del rato se resumen y nos llega a nosotros como un eslogan más de este mundo de publicidades y mentiras que hemos ido fabricando para convertirnos en unos alienígenas del sentido común. Y ahí los tienes, son portada de periódicos, teleberris, informativos o programas de radio. Es más, después otros individuos se dedican a reciclar esas excreciones mentales para intentar plantar en su jardín unas boberías que florecen con las libaciones de los moscardones.

Es un proceso de comunicación a la inversa, con rebote. Si alguien se los toma en serio, el problema es del crédulo. Pero si no se los toma en serio, el problema es ahora del incrédulo, porque nunca se sabe si esa tontería es el único desliz de una mínima coherencia o acercamiento a la verdad de su pensamiento líquido. Veamos si sé explicarme. La nueva estrella de escaparate que está utilizando el partido zombie, antes conocido como PSOE, es una mujer con carácter que su único trabajo conocido es la de ser política electa o digital, pero viviendo siempre de los presupuestos generales. Ella es la alternativa, y dice: «El PSOE debe reencontrarse y ser más atractivo». Sí, corto la frase, la manipulo, es una metodología jíbara. O sea, está perdido y es feo. Y llega ella, con su gracia sevillana y pide que sea más atractivo. ¿Esto es un mensaje político o un anuncio de cremas hidratantes?

Nuestro pez más prolífico es Cristóbal Montoro, ese diablillo cojuelo que está haciendo su trabajo impagable en el Gobierno y que después de liquidarse a toda la dirección de la Agencia Tributaria, dice que él no da consignas políticas en su departamento, sino que tiene que salvar a España, y añade que volverá a ganar el PP, «porque lo mercados no son gilipollas». No le den más vueltas. Esto es un análisis auténticamente profundo. El análisis definitivo. No votan los ciudadanos sino los mercados. Es decir, los mercados son los que mandan. ¿Qué te creías boquerón?