Andoni ARABAOLAZA
alpinismo Sin anclajes fijos

«Ghost dog», 800 metros nuevos de mixto y hielo en Dolomitas

Jeff Mercier y Korra Pesce se recrean en la cara oeste del Sass Pordoi abriendo una línea que contaba en su parte inicial con dos espits. Los protagonistas tuvieron que superar dificultades técnicas de WI6, M5 y 6a. Se trata de una ruta de gran compromiso (X/R).

Jeff Mercier y Korra Pesce han comenzado la temporada de invierno hincando el diente a un paredón de Dolomitas. Concretamente, los pasados días 3 y 4 de diciembre la cordada firmaba una gran línea de mixto y hielo en la cara oeste del Sass Pordoi.

Se trataba de una nueva propuesta con mucho criterio, y es que, aparte de las duras dificultades técnicas, los alpinistas escalaron la ruta sin la utilización de parabolts. Y eso que las condiciones del hielo de muchas tiradas no eran del todo las más adecuadas. Una propuesta, en definitiva, con mucha salsa de compromiso; es por ello que, en términos generales, califiquen a «Ghost dog» como X/R.

Las dificultades técnicas, siempre teniendo en cuenta la exposición de la ruta, también son de consideración: WI6, M5 y 6a.

Con la «ayuda» de un fuerte anticiclón y temperaturas frías, los dos protagonistas se acercaron a Dolomitas. Primero le dieron un pegue a una línea en el Sassolungo, pero no había buen hielo. Después se fijaron en el Sass Pordoi, en una vertiente rayada con un reguero de hielo de 1.000 metros ininterrumpidos. A partir de aquí, es Pesce el que nos habla sobre la apertura.

Sin parabolts

«Jeff Mercier y yo teníamos muchas ganas de comenzar la temporada de invierno con una escalada alpina -comienza el relato-. Pero las altas presiones anticiclónicas situadas sobre los Alpes hicieron que no hubiera condiciones en el macizo del Mont Blanc, así que buscamos otras posibilidades interesantes en otros lugares. Decidimos decantarnos por Dolomitas, concretamente la región de Canazei, en la Val di Fassa.

Llegamos de noche a Val di Fassa tras un accidentado viaje, y apenas unas horas después ya nos encaminábamos hacia la base de la ruta que queríamos intentar en Langkofel, tan solo para encontrarnos con que no había condiciones. Así que nos pusimos de nuevo en busca de otra escalada.

Mientras volvíamos a Canazei vimos una bonita cascada desplomándose a través de la cara oeste del Sass Pordoi, casi con toda seguridad inescalada, según los escaladores locales.

A la mañana siguiente abrimos huella hasta la base de la línea y comenzamos escalando una ruta clásica de roca, que seguimos durante unos 150m. Desde allí ya vimos el terreno que nos esperaba y los problemas a lo que nos íbamos a enfrentar. Así que descendimos para elaborar un plan.

El principal peligro era que la cascada estaba expuesta al sol durante la tarde y esto, combinado con su alta dificultad, nos obligaba a escalar lo más rápido y ligero posible.

A la noche siguiente Jeff y yo partimos temprano, subimos nuestro material y escalamos en la oscuridad hasta que llegamos al hielo, bastante temprano. En el primer largo resultó muy difícil poner seguros, pero en la parte baja del mismo nos encontramos con dos bolts de algún intento anterior.

Después vino la preciosa zona de carámbanos colgantes de hielo, seguida por una zona más sencilla que gestionamos al ensamble para ahorrar tiempo. Luego volvieron las complicaciones con otro largo duro que nos dejó bajo otra columna de hielo. Después de superarla, llegamos a otra zona con una columna de hielo independiente de la pared, que nos depositó en la repisa que cruza la pared a sus 2/3 de altura.

En ese momento el sol empezó a dar al hielo, y la escalada se convertía en peligrosa. Valoramos seguir escalando y finalizar la pared, pero nos dimos cuenta de que era demasiado arriesgado y tomamos otra decisión: dejamos ahí el material, abandonamos la pared por la repisa dando toda la vuelta a la montaña y de ahí hasta la carretera -recuerda-. Por unas horas, porque tras otra cortísima noche desandábamos el camino hasta llegar el punto final de la escalada del día anterior, al que llegábamos de madrugada.

La parte superior fue muy bonita, pero a ratos bastante complicada y con malas condiciones de hielo. Las partes mixtas y las partes muy expuestas que siguieron le dieron a la vía un carácter muy bueno, y cuando llegamos al plateau de cima a la 1 de la tarde nos sentimos verdaderamente satisfechos de haber abierto una vía tan buena; la primera para mí en Dolomitas.

Ya sólo quedaba el descenso y el largo viaje de vuelta hasta Chamonix. Los trabajos estaban hechos», finaliza Pesce.

David Lama le ha cogido el gusto al alpinismo en solitario

«Realmente no he hecho nada extraordinario. Solo he escalado una línea que desde hace tiempo tenía en mente. Tarde o temprano lo iba a hacer, y, al final, lo he hecho». De esta forma resumía David Lama su última actividad en solitario, la que firmaba en plena cara norte de Hohe Kirche (en los Alpes del Tirol).

Una primera ascensión de los 400 metros de «Nordverschneidung» con los siguientes ingredientes: WI4, M4/M5 y 6a+. Aunque minimizaba esta actividad, el alpinista austriaco la describía como «una bonita línea, con un acceso relativamente rápido y en un entorno fantástico. La escalada es agradable y no demasiado difícil».

Tras hacer un intento junto a Ben Lepesant en una línea de al lado, Lama decidió embarcarse solo: «Las condiciones eran excelentes y no tuve ninguna duda en intentarlo. Es la vía más fácil y obvia de esa cara norte. La parte dura de la ruta tiene cuatro tiradas exigentes, sobre todo debido a la exposición y a la escasa calidad de la roca. Fue en este punto de la vía donde decidí autoprotegerme». Andoni ARABAOLAZA