Mikel Chamizo
CRíTICA | clásica

Desde Tolosa a la Granada Nazarí

Tras su exitoso debut en el Museo Reina Sofía hace un año, KEA Ahots Taldea volvió el lunes al ciclo contemporáneo más prestigioso de Madrid con un programa integrado casi en su totalidad por compositores vascos: desde el artajonés Miguel de Irízar (1657-1684), de quien rescataron tres villancicos, al bilbaíno Joseba Torre (1968), con el estreno de su última creación, «Un poema nazarí». Inspirado en las formas poético-musicales del Reino Nazarí de Granada (1232-1492), Torre construye un discurso vocal de enorme contundencia en su complejidad microtonal y riqueza melismática. Con algunos toques ligetianos en el tratamiento de las voces, contrapesados por una viola da gamba de espiritual fragilidad y una somera percusión evocadora de la Granada andalusí, la obra de Torre transpiraba una delicada poesía que logró embaucar al público, a tenor de los generosos aplausos que se le brindaron.

No fue el único estreno de la velada: se sumó «Celos del aire matan», de Zuriñe Gerenabarrena, así como la segunda audición de los «Hymni sacri» de Gabriel Erkoreka, ante cuyo mundo de referencias los cantantes de KEA, siempre correctos, se mostraron algo más inseguros. Los momentos de más calidad vocal llegaron con las obras de David Azurza, compositor con gran dominio del lenguaje coral e integrante de KEA él mismo. Sus «Kotowaza» y «Three coral graffiti», escritas con las cualidades del grupo en mente, arrojaron todo un espectáculo de dominio vocal con agradecidos toques de humor. Lo dicho, la visita a Madrid de KEA fue nuevamente un éxito. Ahora solo falta que el grupo plantee programas de este peso artístico también en Euskal Herria, donde habitualmente cantan músicas de muy otro tipo.