Joseba VIVANCO
Ovación para Gurpegi, que luego marcó

El Espanyol les hace la manicura a los leones

El Athletic es el equipo de la Liga que más puntos consigue tras encajar el primer gol, pero ayer nada pudo hacer ante un Espanyol que fue mejor y más práctico, y la ausencia de Iturraspe en la medular.

ATHLETIC 1

ESPANYOL 2

Los leones iban a defender su cuarta posición con uñas y dientes, había proclamado Ernesto Valverde en la previa. Toda una declaración de intenciones que al final se quedó en nada, porque llegó el Espanyol y, para no faltar a su cita con San Mamés, sea con el viejo o con el nuevo, les hizo la manicura. Inmejorable oportunidad la que perdieron los rojiblancos para abrir un respetable hueco de siete puntos respecto a un Villarreal que había perdido el día antes. Lleva razón el técnico local cuando insiste en lo difícil que es ganar y lo meritorio de su equipo mantenerse en los puestos de Champions incluso después de sacar solo dos puntos de los nueve últimos. Y la prueba palpable fue el partido de ayer. El Athletic que conocíamos hasta hace pocos días apenas se dejó ver unos minutos, unos retales. Nunca encontró su juego, ni una cadencia que le permitiera cercar con perseverancia la meta rival, ni siquiera esta vez el racial toque de trompeta sirvió más allá que para una igualada momentánea e insuficiente.

Un partido menos, que diría Valverde y el equipo sigue cuarto, con cuatro puntos de ventaja. Habrá que quedarse con el mal menor. El valioso punto rescatado en Vigo -vista además la citada derrota del Villarreal- debía hacerlo bueno el Athletic ante el Espanyol, pero Txingurri ya avisó que los del `Vasco' Agirre no lo iban a poner nada fácil. Tal cual. Con oficio, trabando el ritmo del oponente con continuas faltas absueltas por Undiano Mallenco -es de UPN, se quejaba alguno-, buenos en la presión al rival, hábiles con el balón en los pies para salir de la del contrario cuantas veces fue necesario, buen portero y mejor `9' capaz de pintar la cara a la dupla Gurpegi-Laporte. Y si a los cinco minutos se les pone el encuentro de cara, miel sobre hojuelas.

Valverde apostó por San José para suplir la baja de Iturraspe pero el navarro más que ejercer de ancla del equipo se quedó anclado. Se echó en falta y de qué manera ayer al de Abadiño, alguien con manejo de la pelota en esa huérfana medular. El Espanyol trató al Athletic como días antes lo hizo el Celta, de tú a tú, obligándole a los balones largos, cerrándole espacios sin dejarle pensar, y el problema añadido es que a los hombres de Txingurri tampoco se les ve igual de frescos que hace no tanto, como si el subidón ante los dos `madriles' les hubiera consumido demasiadas ilusiones. Y cuando hablamos del equipo, hablamos de la grada.

Desde inicio se vio lo uno y lo otro: que los de Agirre son un hueso duro de roer y que encima saben qué hacer con la pelota, y que los de Valverde han perdido algo de chispa. El gol de Sergio García a los cinco minutos retrató a la sólida pareja Laporte-Gurpegi, que se fue a casa soñando con el `9' perico, un tipo por el que da igual los colores que defienda o los años que sume en su DNI, sigue siendo un `tocapelotas' en toda regla.

Su gol cogió desprevenido al Athletic, que quiso pero no supo cómo equilibrarlo. Los bilbainos no daban señales de vida ante la meta de Kiko Casilla. Sin profundidad por las bandas, ni un medio campo creativo, los catalanes sobrellevaban con suficiencia y comodidad el amago de reacción local. Los leones necesitaban un gol que casi llegó en apenas tres minutos merced a sendos cabezazos de Aduriz, al poste, y de Rico, peinado, que sacó en estirada para la foto el arquero perico. Ahí se acabó todo su arsenal ofensivo, porque el juego discurrió por los mismos parámetros, con un Athletic que no encontraba espacios, ni líneas de pase, ni inspiración, y un Espanyol que pudo apuntillar si el poste, esta vez de Iraizoz, no hubiera estado ahí para repeler el disparo cercano de un pegado con el gol Stuani.

Lo peor no era el resultado sino la sensación grumosa que desprendía el partido. A falta de ideas, el arreón inicial tras el descanso era lo menos que se les podía exigir a los leones y el gol de Gurpegi (el 4.455 en Liga) fue el premio al empuje y al capitán rojiblanco, cuyo nombre había sido largamente coreado y aplaudido por San Mamés en el minuto 18 de partido. Con el empate, pocos dudaban de que una enésima remontada era posible, pero de igual modo que el Espanyol fue afortunado al adelantarse tan pronto, o que cada balón rebotado fuera a sus pies, volvió a tener el santo de cara. Apenas seis minutos después del racial gol del navarro, se volvía adelantar en un córner en el que el balón tropezaba en la rodilla de Colotto y se colaba en la red de un Iraizoz que de ahí al final, evitó que los catalanes ampliaran la renta, después de que los leones se fueran arriba con más corazón que cabeza, desguarneciendo la retaguardia y de paso se quedaran con diez por la segunda expulsión de Aduriz esta temporada. Decepción y toque de atención.

Muniain, en los números de Messi y Raúl

Iker Muniain alcanzó ayer los 200 partidos oficiales con el Athletic. Es el jugador más joven en disputar esos encuentros con el los leones (21 años y 59 días), por delante de Joseba Etxeberria, que lo hizo con 22 años y 238 días. 200 entorchados en cinco temporadas, desde su debut con solo 16 años. Un hito con mayúsculas el del txantreano si nos fijamos en las cifras de un par de jugadores de referencia mundial. Leo Messi jugó su partido 200 con el Barça con 22 años, cinco temporadas después de debutar con 17. Raúl González llegó a esos mismos números con la camiseta del Madrid con también 22 años, cinco años después de estrenarse con 17. Dos comparaciones que realzan el logro del navarro, que ayer se quedó en el banquillo debido a unos problemas en la espalda y que solo dispuso de los veinte minutos finales. J.V.

«Parece que aquí a todos les vas a pasar por la piedra y no es así», dice Valverde

Oportunidad perdida pero «a veces perder un partido viene bien para ver que esto es difícil». Ernesto Valverde quiso poner buena cara al mal tiempo y evitar responsabilidad alguna en sus jugadores tras estas dos insatisfactorias actuaciones ante Celta y Espanyol. El técnico reiteró su discurso de lo difícil que es ganar, lo caras que están las victorias y el mérito de lo conseguido. «Cuando estás en una dinámica ganadora en casa parece que a todos los que pasan por San Mamés los vas a pasar por la piedra, pero eso no es así. Esto es muy difícil», se defendió el técnico, que no quiso valorar la actuación de Undiano Mallenco, censurado por la grada por muchas de sus decisiones, pero sí insistir en que tanto el empate de Vigo como la derrota de ayer «dicen mucho de la dificultad de la Liga». En esa línea, subrayó que «esto es largo, complicado y conseguir los objetivos no es fácil porque el resto de los equipos aprietan».

El técnico rojiblanco respondió que no le soprendió el planteamiento táctico de Javier Agirre, reforzando el centro del campo con cuatro hombres, pero sí el gol de Sergio García a los cinco minutos de partido. «Eso nos ha condicionado. Nos ha costado llegar al área porque ellos apretaban muy bien. En el segundo tiempo nos hemos volcado, empatamos, pero el 1-2 ha venido en una situación desafortunada y eso nos ha condicionado mucho a pesar de que lo hemos seguido intentando, pero ya atacando a la tremenda», se lamentó un Txingurri que confirmó que el cambio de Laporte fue por una sobrecarga en el gemelo derecho. Cuestionado sobre si hablará con Aduriz por la expulsión y esa primera amarilla por protestar, respondió con un escueto «sí, hablaremos».