En una declaración leída ante los medios de comunicación desde la capital cubana, la delegación del Gobierno colombiano en las conversaciones con las FARC-EP rechazó los posicionamientos de la guerrilla sobre los escándalos de espionaje y corrupción dentro del Ejército y criticó duramente que sus delegados «se presenten como si fueran los jueces de las instituciones y, en particular, de nuestras Fuerzas Militares. Los inaceptables señalamientos de las FARC en nada contribuyen a los esfuerzos de paz. Nuestros problemas los resolverán nuestras instituciones».

El jefe de la delegación gubernamental, Humberto de la Calle, advirtió de que «las permanentes descalificaciones a personalidades y expresidentes tampoco son el propósito de estos diálogos y crean un pésimo ambiente para avanzar en los esfuerzos de paz». «Si las FARC quieren participar del debate público, lo que deben hacer es avanzar rápidamente hacia un acuerdo», dijo.

Aprovechó la comparecencia para respaldar públicamente a las Fuerzas Armadas y dejar claro que su estatus no es negociable. «Ni su estructura ni sus funciones son parte de la agenda y no las vamos a discutir».

En respuestas a estas declaraciones, el delegado de las FARC Ricardo Téllez remarcó que «tenemos opinión ahora, la hemos tenido antes y siempre la vamos a tener, aquí en La Habana, en Colombia y en cualquier parte del mundo».