Jesus Valencia
Educador social
JO PUNTUA

Una fecha memorable

El no evidenció nuestra especificidad antiimperialista; desenmascaró la ideología violenta de los aliancistas y la ruindad de un PSOE que nos metió en la OTAN

Nuestro pueblo suele dedicar poco tiempo a celebrar sus muchas y merecidas victorias. Aunque absorbidos por el fragor de las batallas actuales, no podemos olvidar las que hemos ganado. El 12 de Marzo de 1986 debiera de ser fecha marcada en rojo en nuestro futuro calendario nacional.

La OTAN nos resultaba tristemente familiar. Desde septiembre de 1953, fecha en la que España y Estados Unidos suscribieron los Acuerdos de Madrid, los militares yankis se movían a sus anchas por estas tierras. Los vascos no necesitábamos viajar a Zaragoza, Torrejón, Rota o Morón para observar el descomunal despliegue del Ejército norteame- ricano; lo teníamos instalado en el corazón de Euskal Herria. Desde 1954, el valle de Baztan parecía un apéndice de Nebraska; hablaba inglés la bellísima hondonada de Itzulegi mientras Gorramendi y Gorramakil se habían convertido en 877 Squadron Warning Control W-6; enclave militar estratégico conectado con la base alemana de Ramstein. Y ¿qué decir del campo de tiro de la Bardenas? Hasta los pastores de la zona maldecían de los americanos; los atronadores estampidos de las bombas hacían malparir a las ovejas y tenían medio locas a las cabras. El PSOE prometió que sacaría a España de la OTAN; con el engañoso lema «OTAN, de entrada no» convocó un referéndum para el 12 de marzo de de 1986. Llevaba meses advirtiendo que no cumpliría (fea costumbre de familia) lo que había prometido.

La belicosa organización militar contaba con muchos y poderosos valedores. A favor del sí se posicionó la derecha española; barajaba incontables razones para apoyar el capitalismo que la OTAN defiende. Otro tanto hizo el PSOE que había dejado en la gatera de la Transición los pocos pelos proletarios que le quedaban. El PNV volvió a exhibir su obsesión: apoyar a los imperios en su empeño por someter a los pueblos. Mientras repudiaban la violencia de ETA, abrían nuestras puertas a la organización más violenta que el mundo haya conocido. También el no consiguió concitar muchas y variadas sensibilidades: los verdaderos pacifistas que repudiaban el recurso a la violencia para solucionar los conflictos; los antimilitaristas e insumisos que habían convertido los cascos militares en orinales; las iglesias de base realizaron vigilias en memoria de los asesinados por el imperialismo; los internacionalistas lo denunciaron como enemigo de todas las gentes y pueblos que reclaman justicia y soberanía; los abertzales entendieron que el nuestro era uno de los pueblos sometidos y amenazados. Los partidarios del no desarrollaron una campaña creativa, estimulante, integradora, con una clara proyección nacional.

El no -que triunfó en Canarias, Catalunya y Euskal Herria- evidenció nuestra especificidad antiimperialista; desenmascaró la ideología violenta de los aliancistas y la ruindad de un PSOE que nos metió en la OTAN. El 12 de Marzo evoca el triunfo que conseguimos y reafirma todas nuestras potencialidades. Nos incita a emprender nuevas batallas y nos sugiere la forma de ganarlas.