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Sarkozy arremete duramente contra los jueces para defender su futuro político

El expresidente francés Nicolas Sarkozy ha arremetido duramente contra los jueces por las escuchas telefónicas de sus conversaciones comparando al Estado francés con una dictadura, recibiendo la crítica del Gobierno. En el trasfondo, la defensa de su futuro político.

El expresidente francés Nicolas Sarkozy ha atacado las escuchas telefónicas de los jueces que le investigan, rompiendo su silencio en el asunto al comparar al Estado francés con una dictadura. La víspera de las elecciones municipales, primer test electoral para el presidente, François Hollande, la intervención de Sarkozy -cuyo oficioso deseo de presentarse a un segundo mandato en 2017 ha sido obstaculizado por media docena de casos judiciales- ha sido duramente criticada por el Ejecutivo.

Hollande juzgó «insoportable» cualquier comparación con las dictaduras. El ministro de Trabajo, Michel Sapin, comparó las acusaciones con las que lanzaba el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi contra los magistrados.

«Métodos de la Stasi» o «ausencia de escrúpulos sin precedentes», escribió el expresidente francés en un texto publicado ayer en «Le Figaro». El duro ataque es la reacción a las escuchas judiciales de sus conversaciones que en febrero provocaron al apertura de una investigación por tráfico de influencias y violación de secreto profesional.

El presidente del Tribunal de Gran Instancia de París, Chantal Arens, subrayó que los jueces son «independientes» y deben poder trabajar «con total serenidad». El ministro del Interior, Manuel Valls, se sumó a la oleada de críticas gubernamentales contra Sarkozy, a quien ve poseído por «una especie de rabia» que le lleva a «destruirlo todo para protegerse». «No se puede comparar Francia con una dictadura, no se pueden comparar la Policía y la Justicia francesas con la Stasi, no se puede cuestionar a los magistrados», agregó Valls.

Con el artículo, en el que se presenta como víctima de un complot político-judicial, Sarkozy intenta suscitar un movimiento de solidaridad en la opinión pública ante su vuelta a la lucha por el poder. «Nicolas Sarkozy denuncia un complot para movilizar a la derecha», tituló «Le Monde».

Sarkozy ha dejado su silencio porque «es consciente de que se arriesgaba a su muerte política», estima Thomas Guénolé, politólogo del Instituto de Ciencias Políticas, que cree que es un momento clave en el que los estados mayores de la derecha empiezan a pensar si no será mejor elegir al ex primer ministro y exministro Alain Juppé.

La derecha dio ayer un apoyo moderado al exmandatario. Jean-François Copé, presidente del partido de Sarkozy, la UMP, justificó que la reacción era «indispensable por la violencia de los ataques». Su ex primer ministro François Fillon señaló que «tiene razón al querer hacer respetar sus derechos».