Raimundo Fitero
DE REOJO

Apagones

Hoy desaparecen nueve canales del mando a distancia de todos los contribuyentes. Al fondo de esta decisión está ese ministro de las broncas, el que todo lo que toca lo convierte en un conflicto, el canario Soria, que debe cumplir una sentencia judicial. Lo malo es que nadie sabe qué sucederá después. Ni si se subastarán de nuevo las señales o si desaparecerán definitivamente. Por obligación se remodelarán los otros canales, se amontonarán las programaciones y hasta es posible que en algún caso sea todo para mejor porque es cierto que había una tendencia nociva a la redifusiones. Quitar concesiones administrativas siempre es una decisión política.

Pero mientras estamos atentos a los movimientos en las altas instancias, esperando ese apagón técnico y político, se avecina otro apagón mucho más complicado, el económico de RTVE, es decir la gestión más delirante del equipo directivo más pegado a las consignas no del Gobierno, sino del partido que sustenta al Gobierno. Han hecho un agujero de ochocientos millones de euros. Un récord. Son los mejores gastando el dinero de los demás, o sea, de todos los contribuyentes a los que, de manera clara y evidente no sirven, sino que solamente se dedican a los católicos, a los reaccionarios, a los votantes de la banda, e ignoran al resto de una manera sectaria y beligerante, sin importarles manipular, tergiversar o directamente mentir.

¿Qué hará el gobierno con esta situación? ¿Entrará en quiebra RTVE? Se habla de una disolución del ente público y la destitución de todo su equipo directivo y, se supone, la entrada en una de esas acciones de demolición calculada de toda la estructura para aligerarla en número de trabajadores pero, sobre todo, para dejarla con la mínima estructura, quedándose con el personal más afín, reventando el poder de los sindicatos y externalizar el resto. Ayer mismo, en Grecia, empezó sus emisiones una nueva televisión pública creada con urgencia tras el cierre drástico y de repente de la anterior. Abre con trescientos trabajadores, ninguno rescatado de los cerca de dos mil despedidos del anterior ente cerrado. Por ahí pueden ir los apagones. Ya saben dónde fijarse.