Raimundo Fitero
DE REOJO

Las ranas

Hay que tener mucha imaginación, tomar mucho ácido lisérgico o simplemente andar muy perdido en cuestión de sonidos de los animales más cercanos al ser humano para asegurar con rotundidad que los patos croan. Probablemente en la cabeza del candidato de la gaviota, todo el monte es orégano, toda contratación pública un acto de compadreo y una campaña electoral un trámite engorroso que le puede hacer perder su estilo y su figura de tragaldabas. Por eso él escucha croar a los patos cuando se los sirven en forma de magret. Y las ranas hacen cuá, cuá cuando esperan los besos de las princesas para convertirse en agentes de bolsa. Cañete fue ministro del ramo, o sea, no es un chiste malo, es absentismo laboral o simple gorjeo.

En TVE muere la ortografía por la ignorancia y la falta de correctores de estilo, pero llegando a situaciones tan extravagantes como que en los subtítulos de un programa matutino donde se dan recetas culinarias, se escriba «hoya», para decir que se debe poner con agua para hervir. No es una errata, son dos puñaladas contra un idioma que dicen defender, que están dispuestos a derramar decretos por él, pero que en su televisión de bandera, corona y partido lo maltratan en un acto terrorífico. Y salió durante un buen rato. Es decir, nadie de realización, ni de dirección, ni de redacción mira esos subtítulos, esos mensajes. Forman parte de la degradación general del ente. ¿Quién escribió esa barbaridad? Porque no se puede echar la culpa al corrector de textos, que afinan mucho más.

Quizás la atrocidad mas especial y rotunda que se ha escuchado y repetido por todos los canales la ha pronunciado un personaje curioso: el siquiatra Rojas Marcos, baranda en Nueva York, quien asegura que las mujeres españolas viven más años porque «hablan mucho». ¿En qué estudios se basa para decir una cosa tan peregrina y con tanto tufo machista y tópico? Es decir, que si yo quiero vivir más, debo ponerme a hablar mucho, más que nadie, a todas horas, constantemente. Bueno, quizás como dicen que por hablar, las monjas rezan, se den tantas longevas en este colectivo. Y en el de filósofos románticos. No sé si este señor ha croado también.