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La ONU, contra la ruptura de Ucrania en un informe que Moscú rechaza

La ONU pidió que se impida a los grupos insurgentes que «rompan» Ucrania, en un informe en el que estiman «alarmante» la situación de los derechos humanos. Moscú rechazó el documento como «un encargo político» para blanquear a las autoridades de Kiev.

La Alta Comisaria de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, publicó un informe sobre Ucrania que fustigó sobre todo a los grupos prorrusos del este. El informe recoge muertes, torturas, secuestros e intimidaciones a políticos y periodistas que llevan a Pillay a pedir a las personas que tengan influencia sobre los grupos armados «a hacer todo lo posible para frenar a estos hombres determinados a romper el país».

Según el secretario general adjunto de la ONU, Ivan Simonovic, 127 personas, militares, insurgentes o civiles, han muerto en los enfrentamientos.

La velada alusión a Rusia suscitó el rechazo de Moscú. El portavoz de la cancillería rusa, Alexander Lukashevich, denunció que «la falta absoluta de objetividad, las flagrantes incongruencias y los dobles raseros no dejan dudas de que los autores cumplían un encargo político para blanquear a las autoproclamadas autoridades de Kiev».

Lukashevich subrayó que el informe atribuye la masacre de Odessa, donde murieron 48 personas por el incendio en la Casa de los Sindicatos, en un ataque de grupos proKiev a «las acciones de ciertos activistas prorrusos». También criticó que no figuren «las manifestaciones neonazis y de nacionalismo agresivo en Ucrania». Los ministros polaco y sueco de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski y Carl Bildt, principales defensores de los intereses de Kiev en la UE, se sumaron a la presión sobre Rusia. Sikorski afirmó que Moscú «debe actuar para que las elecciones se desarrollen de la forma más legítima posible», mientras Bildt pidió «diálogo con los representantes electos de las regiones del este», pero no con los secesionistas.

Donetsk

Pero sobre el terreno los insurgentes continúan extendiendo sus estructuras demostrando el fracaso del Ejército ucraniano en retomar el control después de un mes de operaciones militares. La última prueba fue la toma del cuartel general de la Guardia Nacional, fuerzas especiales creadas por el Ministerio del Interior, en Donetsk.

Además, la región se proclamó como república parlamentaria, nombró un jefe de Estado y se mostró dispuesta a integrarse en otro Estado federal.

Pero el ultimátum que los prorrusos dieron a las fuerzas de Kiev para que interrumpieran su operación militar no tuvo ningún efecto. La reacción de las autoridades de Kiev fue reforzar las tropas y atacar a los insurgentes. «Nos han atacado con todo: paracaidistas, aviación, tanques y unidades especiales (de los ultras) del Sector de Derechas», señalaron los rebeldes. Además, lograron detener al comandante de las milicias rebeldes de la región de Lugansk, Alexei Relke.

A la vez, las autoridades ucranianas celebrarán hoy la segunda mesa nacional de diálogo en Jarkov, en el este del país, aunque excluye a los insurgentes.

Por otro lado, el presidente de EEUU, Barack Obama, y el francés, François Hollande, amenazaron a Rusia con nuevos y «significativos costes» si continúa con su comportamiento «desestabilizador», indicó la Casa Blanca.

Problemas para la población tártara de Crimea

La ONU denunció las «numerosas dificultades» provocadas por la legislación rusa en Crimea, y criticó que los tártaros están afrontando problemas de libertad de movimientos, acoso físico y restricciones a los medios. Su informe asegura que 7.200 tártaros han tenido que abandonar Crimea para convertirse en desplazados en «otras áreas de Ucrania». El presidente ruso, Vladímir Putin, replicó que los tártaros no pueden convertirse en «moneda de cambio en las disputas» entre Moscú y Kiev, en un mitin con esa comunidad para recordar las deportaciones sufridas en 1944. El líder del Kremlin aseguró que hoy «los intereses de los tártaros crimeos tienen que ver con Rusia». GARA