Raimundo Fitero

Incesante

Atravieso una incesante sensación de fin de época. Quizás sea que he visto un reportaje en el que se nos anuncia que los ejércitos de Obama se están preparando para el día después. NO sé de qué, pero asusta. En otra acumulación de signos sobre la llegada del fin del mundo está una encuesta realizada a los individuos que están ganándose la vida en una playa caribeña en un programa llamado «Supervivientes», y alguien que asegura que es periodista, no sabe lo que es un lustro. Eso se comprende mejor. Solamente hay que fijarse en lo mal que se copia y pega en todos los estamentos periodísticos. Pero es que un porcentaje elevado de sus acompañantes en el programa aseguraron que la capital del imperio era Nueva York. Aquí hay más justificación, hay más películas y series sobre Nueva York que sobre Washington, que es más difícil de pronunciar. No obstante, la más lista de todas fue la que contestó en primer instancia Miami, y al darse cuenta de su error lo tachó y puso Inglaterra.

Es Telecinco; es evasión, entretenimiento y tiene como fin crear espacios mentales que se resuelven políticamente para acrecentar la incultura, la desmovilización y el estancamiento. Estos concursantes son una muestra representativa de muchos estratos sociales. Que nadie se engañe, las grandes audiencias de este tipo de canal y propuestas andan en estos niveles de cultura general, o todavía más bajos. Es la realidad incesante, la que propician unos partidos, unos políticos, unas instituciones desmovilizadoras y alienantes para idiotizar a la sociedad entera. Existen unas maquinarias para dar títulos universitarios, pero no existe enseñanza de calidad. La ciudadanía anda por salpicaderos llenos de mosquitos estampados. Una inculta como Belén Esteban vende más libros que todos los novelistas juntos.

Es incesante el desasosiego. Y cada vez que veo imágenes de catástrofes naturales, de inundaciones que arrasan kilómetros de campos, pueblos y ciudades, como ahora en los Balcanes, no sé dónde agarrarme para mantener el equilibrio. Es incesante la reiteración de estas situaciones en diferentes puntos del planeta. Son avisos que no atendemos. Es que estamos viendo la tele equivocada.