Jesus Valencia
Educador social
JO PUNTUA

Gure Esku Dago

La cadena no puede ser entusiasmo fugaz de una jornada. Todas las energías que va generando debieran de cristalizar en una estructura nacional, permanente y autónoma

Dedicado a Nieves Laconcha, que gastó sus últimas energías preparando la cadena.

Conocimos la propuesta hace un año y el próximo 8 de Junio la convertiremos en ilusionante realidad. Una cadena humana de 123 kilómetros unirá Durango con Iruñea. Y, sobre todo, estrechará los vínculos de Euskal Herria con Catalunya, Escocia, Quebec y cualquier otro pueblo del mundo que reivindique el derecho a decidir. Pueblos que siguen vivos a pesar de las arremetidas que han tenido que soportar. Por lo que respecta al nuestro, su historia es un largo recuento de agresiones sufridas desde que fue incorporado por la fuerza al imperio español. Ataques a nuestra lengua hasta el punto de darla casi por extinguida. Manipulaciones de nuestra historia llegando casi a convencernos de que nuestros relatos son ensoñaciones; aprendimos de memoria la lista de reyes godos y no sabíamos nada de Sancho el Sabio o de los defensores de Amaiur. De tanto mirar a Madrid, llegamos a ignorarnos mutuamente sin reconocernos unos a otros como parte de la misma Euskal Herria. Pese a tanta agresión ajena, hemos sido capaces de preservar nuestra identidad, conciencia común y derecho básico que vamos a reafirmar festivamente en la inminente gran cadena.

Desde estas líneas expreso mi admiración y apoyo a toda esa euforia popular que ha despertado la jornada. Quienes todavía no se han incorporado a ella a tiempo están de sentirse protagonistas necesarios en esta pequeña gesta nacional. Nuestro pueblo se organiza y crea. Se han multiplicado los puntos de contacto con la ciudadanía, las variadas iniciativas locales o los audiovisuales cargados de dinamis- mo que están sirviendo de soporte. Son muchas las jóvenes que están inyectando entusiasmo al evento. Abundan los adultos, activistas de otras muchas tareas, que también se han implicado en esta. Gentes con canas y años que quieren aportar su veteranía; viven su presencia como puente entre un pasado que ya conocen y un futuro que están contribuyendo a gestar. La cadena no puede ser entusiasmo fugaz de una jornada. Todas las energías que va generando debieran de cristalizar en una estructura nacional, permanente y autónoma. Herramienta viva y fuerte para desbordar a los adversarios que nos niegan el derecho a decidir. Capaz de marcar su propia ruta y de dinamizar a todos los agentes sociales, políticos y sindicales que también reclaman este mismo derecho.

Nieves Laconcha, entre otras muchas tareas, se comprometió en su barrio con la preparación de la Cadena. Los diagnósticos y su debilidad indicaban que no llegaría al 8 de Junio. Así fue. Murió el 29 de Abril pero, hasta ese día, dedicó sus escasas fuerzas a preparar el Gure Esku Dago. Este y otros muchos gestos de compromiso menos dramáticos confirman aquel conocido texto de Josu Muguruza: «Me he dado cuenta del enorme caudal que tenemos, que no dejamos de parir fuerza, resistencia, ganas... Si en estas condiciones de dureza estamos siendo capaces de vivir, de buscar la alegría, de gustar, de estar seguros de nosotros, de no perder el norte, de seguir amando y -al mismo tiempo luchando- ¿cómo no vamos a ganar?».