No nos despistemos. El partido inaugural de la cosa acaparó un cuarenta y tres por ciento de la audiencia, que contabilizado en individuos da ocho millones y medio de telespectadores en la contabilidad estatal. No miremos las cifras más cercanas porque hace mucho calor. Estas líneas quieren simular un prospecto donde se relatan las contraindicaciones del placebo mundial. La ceremonia previa al partido, retransmitida por otro canal de Mediaset, también tuvo una audiencia por encima de la media y eso que fue un pestiño terrible, un topicazo mayúscula, con demasiada samba y demasiada propaganda implícita para subir el PIB de Brasil atendiéndose a las nuevas figuras contables, ya me entienden, drogas, prostitución y tal.

Se quiera o no, estas cifras de audiencia hacen retocar la parrilla a la competencia. Es una táctica defensiva para salvar los muebles. Y estamos ante un acontecimiento televisivo en el que con la imagen del reino de España convertido en un eslogan supuestamente futbolero, la televisión de bandera no participa. TVE no está en el evento, ni se le espera. Y lo más sorpresivo de todo, tampoco está en la coronación del cuñado de Urdangarin. Y ahí, el asunto entra en otra categoría mucho más complicada de entender. Estamos ante un golpe duro contra TVE. Quizás forme parte de la estrategia de demolición del ente y tal.

Es una empresa privada, de Telefónica, por más señas, que está irrumpiendo de manera explosiva en el panorama televisivo. Existe una campaña de la empresa con su marca comercial para instalar gratis una plataforma con muchas cadenas a sus usuarios de banda ancha; acaba de comprar Canal +, es decir hay un plan de esta empresa multinacional por hacerse con una parte grande del pastel televisivo y tal.

El cierre de canales de la TDT, la disminución de incidencia de la propia TVE, el desgaste que sufren los entes de las comunidades autónomas, algunas cerradas, como en Valencia y otras atacadas seriamente como TeleMadrid y otras, buscando su acople de manera desesperada, nos dibujan un cambio sustancial del uso de electrodoméstico esencial. Privadas e institucionales están desorientadas. Por culpa del negocio y tal.