Los datos que ayer ofreció Cáritas en los informes referidos a su intervención en los territorios de Hego Euskal Herria en 2013 arrojan una lectura verdaderamente preocupante. El número de quienes recurrieron a Cáritas creció ligeramente, pero además se observa que aumentó el porcentaje de quienes continúan en esa situación desde hace más de cinco años. Una tendencia que muestra no solo algo conocido como es que la pobreza se ha instalado en la sociedad vasca, sino también que lo ha hecho para quedarse. Unos datos demoledores tras los cuales hay personas de todas las edades, miles de familias que para satisfacer sus necesidades diarias más básicas, para subsistir, necesitan acudir a Cáritas de modo permanente, sin atisbar otro horizonte que la pobreza. Datos que es preciso analizar con detenimiento no solo para evitar que los siguientes informes sean aun más lamentables, sino para terminar con las penosa situación que atraviesan miles de hogares en Hego Euskal Herria, una situación que una sociedad mínimamente solidaria no puede permitir, y sus instituciones, si son dignas de representarla, deben considerar una prioridad actuar contundentemente en ese campo.