IKUSMIRA
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Superar la actual situación de Irak precisará algo más que una repartición de las cuotas de poder

El pasado lunes, el Secretario de Estado de EEUU, John Kerry, tras reunirse con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y otros dirigentes chiíes y suníes, prometió su apoyo ante los ataques del ISIS, un apoyo que parece conllevar como condición la formación de un gobierno de unidad nacional en el que participen chiíes, suníes y kurdos. Estos últimos, en una posición afianzada, no dan muestras de entusiasmo ante esa posibilidad, según se puede desprender de las declaraciones de Masud Barzani en su encuentro, ayer, con Kerry. No está nada claro que un gobierno de unidad nacional vaya a solucionar la cada vez más enconada situación. La división existente no es nueva, pero superar el enfrentamiento actual precisará algo más que una repartición de las cuotas de poder entre las diferentes facciones religiosas y étnicas. Está por ver si se materializa esa opción o si la división geográfica conformada por la guerra puede ser el futuro mapa político de Irak, algo que ya hace unos cuantos años no se veía como una opción descabellada. Difícil predicción, en cualquier caso, a la luz -si bien sería más exacto decir a la sombra- de las aparentemente extrañas alianzas que se van tejiendo en la región.