Se dice que sobre gustos no hay nada escrito, así que escribir sobre ellos puede, incluso, resultar original. Teniendo en cuenta esto y que estamos en plena canícula, me echo a la piscina.

No me gustan los tatuajes que tan de moda se han puesto y que desfiguran el cuerpo de muchos jóvenes, especialmente deportistas de elite, que hacen ostentación de los suyos y posan exhibiéndolos orgullosos, entre otras cosas, para alardear de tener mucha pasta.

Tampoco me gusta encontrarme en el monte con hordas de moteros o quads que circulan a toda velocidad atronando el espacio con su ruido, destrozando caminos, apestando el ambiente con su olor, al tiempo que constituyen un serio peligro para los indefensos caminantes.

Detesto la forma de ejercer la oposición de los políticos del PP, que en Donostia critican al alcalde de Bildu por no haber vertido arena en la playa de la Concha y, en cambio, en Zarautz critican al alcalde, también de Bildu, porque sí ha echado arena pero no les gusta. Para esta gente, contra Bildu vale todo.

Me disgusta que un Tribunal Constitucional cada vez más «popular» y politizado falle que la sala del «caso Bateragune» presidida por Ángela Murillo fue imparcial y que no se vulneró la presunción de inocencia.

Tampoco es plato de buen gusto que, cada vez que ETA anuncia un nuevo paso en su decisión unilateral de abandonar la lucha armada, el orfeón de la castaña entone unánimemente su canción preferida. «No es suficiente, más de lo mismo», sin plantearse, siquiera, modificar la política penitenciaria de excepción.

Maldigo a quienes se cargan a trescientos civiles que pasaban por allí, a diez mil metros de altura, derribando el avión en que viajaban y luego le echan el muerto al enemigo.

No solo es que no me guste, sino que me produce profunda indignación, y hasta arcadas, ver cómo, con el pretexto de una falsa legítima defensa, el Estado de Israel mata a cañonazos a niños palestinos que juegan en la playa y bombardea hospitales, mientras su líder asegura que van a continuar haciéndolo porque la operación esta saliendo incluso mejor de lo previsto y los organismos internacionales miran para otro lado y se limitan a hacer timoratas peticiones de alto el fuego.

A ver si a la vuelta del verano hablamos de situaciones que nos gusten, porque será que las cosas han cambiado.