Mikel CHAMIZO
Entrevista
IÑAKI ALBERDI
ACORDEONISTA

«El acordeón es el instrumento más relevante de lo que llevamos del siglo XXI»

Entre el 15 y el 17 de julio Alberdi se encerró con la Orquesta Nacional en el Auditorio de Música de Madrid para grabar el disco más ambicioso de su carrera. En él se recogerán, por primera vez, cuatro grandes conciertos para acordeón y orquesta de autores como Ramon Lazkano, Gabriel Erkoreka o Jesús Torres.

Sofía Gubaidulina, una de las mejores compositoras del mundo, dijo de Iñaki Alberdi que «dispone del talento y de la entrega total como artista a la música. Me ha causado una fuerte y extraordinaria impresión». El acordeonista nacido en Irun es, seguramente, el músico vasco más internacional de su generación y prueba de ello es su último disco, que recoge cuatro conciertos para acordeón y orquesta de autores cuya música lleva tocando largos años: Ramon Lazkano, Gabriel Erkoreka, Jesús Torres y José María Sánchez-Verdú. El CD, editado en el sello de la Orquesta Nacional, se publicará en noviembre y espera ser un paso importante en la consolidación del acordeón, instrumento tan popular y a la vez tan desconocido, en el circuito de las orquestas sinfónicas.

Un disco monográfico de conciertos para acordeón y orquesta no es un proyecto demasiado común.

Lo que no es nada común es que un solo intérprete, independientemente del instrumento de que se trate, grabe un disco con cuatro conciertos diferentes. La Orquesta Nacional, en este caso, ha apostado por un producto muy original aunque también difícil de ejecutar, porque las cuatro obras tienen requerimientos totalmente distintos. Pero el CD tendrá dos vertientes muy atractivas para el público de aquí: por una parte el protagonismo de un instrumento muy vasco, el acordeón, con un solista vasco y dos de los cuatro compositores vascos; por otra parte la calidad misma de la música, de una generación de autores, nacidos entre 1965 y 1969, que es de las más brillantes de las últimas décadas y que están siendo reconocidos con premios y encargos importantes en toda Europa.

Lo han grabado en tan solo tres días, en Madrid, en sesiones maratonianas. ¿Se está generalizando esta forma de grabar la música clásica?

No queda más remedio dada la situación económica, hay que optimizar al máximo los recursos. Antes se disponía de más margen para grabar, pero ahora el tiempo en el estudio se reduce al mínimo o directamente se opta por grabar conciertos en vivo. En este caso, a pesar de tratarse de cuatro obras muy complejas, solo teníamos dos horas para ensayar y dos para grabar cada una de ellas. Eso es ir al límite con composiciones que duran alrededor de 17 minutos, pero en contrapartida ha habido un compromiso impresionante por parte de los músicos, que se han mostrado muy autocríticos para no dejar pasar detalles que se podían hacer mejor. El resultado final, en mi opinión, es muy bueno.

Las cuatro obras del disco fueron encargadas por usted. ¿Es tan escaso el repertorio orquestal del acordeón? ¿Los acordeonistas necesitan seguir alimentándolo con nuevos encargos?

Históricamente hay instrumentos que poséen un gran número de conciertos: el violín, el piano, el violonchelo... En comparación con ellos el acordeón es un instrumento muy reciente, aunque también el más relevante de la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Está evolucionando a mucha velocidad y, actualmente, todos los compositores escriben para él. Pero en ese proceso es importante que los acordeonistas nos impliquemos y les demos apoyo. Yo, por ejemplo, al día siguiente de terminar la grabación me reuní con Luis de Pablo para trabajar en su Concierto para acordeón, y en febrero estrenaré junto a la Orquesta de Barcelona el de Joan Guinjoan.

¿Las orquestas y festivales están interesados en programar conciertos para acordeón, en vez de los habituales para violín o piano?

No lo suficiente. Tocar junto a una orquesta sigue siendo inaccesible para muchos acordeonistas. Necesitas tener una trayectoria muy importante para que una orquesta se deje seducir por tus propuestas. Con el acordeón, desgraciadamente, se tarda mucho tiempo en tener credibilidad entre los programadores.

Y eso a pesar de ser un instrumento que combina muy bien con la orquesta.

El acordeón es un instrumento camaleónico. Aunque posee un gran volumen, tiene también capacidad para empastar con todas las familias orquestales. Esto arroja un doble juego interesantísimo, porque puedes tener a un acordeonista tocando bien como un solista tradicional o bien totalmente camuflado en la orquesta, imitando a un flautín o a un tuba. Esa dualidad le otorga una gran versatilidad de cara a los compositores.

Las obras de Lazkano y Erkoreka grabadas en el disco exploran, precisamente, esa dualidad que menciona.

Ramon Lazkano es un mago de la orquestación. Tiene tal conocimiento de cómo es cada instrumento y cómo funcionan entre sí, que en esta obra, «Itaun», es capaz de introducir el acordeón en la orquesta de una forma tremendamente inteligente, sutil y compleja. El sonido que busca es muy frágil y para obtenerlo hay que tocar con una pulcritud total. Esa textura cristalina se ve acentuada en esta versión orquestal, pues «Itaun» proviene de una obra previa, «Aztarnak», para acordeón solo. En cierto modo, «Itaun» es como si miraras con lupa una imagen que ya se ve clara, y al amplificar aún más esa claridad comenzases a descubrir todos los detalles del trazo. Se estrenó en el Museo del Hermitage de San Petersburgo y después la llevamos en gira con la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Es una obra que siempre sorprende a la gente, porque el acordeón que se oye en ella no es el que uno podría esperar.

En «Akorda», de Gabriel Erkoreka, en ocasiones el acordeón debe sonar como una gaita.

Sí. «Akorda», que hace un juego de palabras con la localidad vizcaina, es una obra muy compleja pero a la vez accesible y bonita. En ella el acordeonista tan pronto tiene que imitar una gaita escocesa, potente como un cañón y con muchas ornamentaciones, como hacer una delicada imitación de un motete renacentista de Giovanni Gabrieli. «Akorda» tiene también una gran alternancia de carácter, tan pronto es festiva como triste o melancólica. Es una obra con muchos picos, que te lleva de un extremo a otro con rapidez, y en la que el folclore es una presencia constante.

¿Cree que el disco ayudará a la difusión de estas obras y a que el acordeón esté más presente en el circuito sinfónico?

Sin duda, además el sello de la Orquesta Nacional ha puesto en marcha su campaña de marketing con la publicación de un vídeo promocional. Estoy convencido de que el disco repercutirá no solo en el conocimiento de los compositores y de las obras, sino también en su interpretación. Seguro que se van a tocar bastantes más veces a partir de ahora, e, indirectamente, eso ayudará a la consolidación del repertorio para acordeón y orquesta.

Un nuevo tipo de acordeón

Además de ultimar los detalles de su disco para acordeón y orquesta, Iñaki Alberdi está inmerso en los preparativos de un curioso proyecto que presentará por primera vez en la Quincena Musical de Donostia, que comienza el próximo viernes. Se trata de un recital para acordeón microtonal, una variación del acordeón de concierto tradicional en el que las notas están afinadas en intervalos más pequeños que la afinación estándar de los instrumentos occidentales. Esta nueva afinación acerca así al acordeón a instrumentos de otras culturas del mundo. Alberdi defiende el experimento argumentando que «la naturaleza del acordeón no está tan lejos de ser microtonal. En su uso vulgar, el acordeón siempre ha estado algo desafinado y se ha usado con un exceso de trémolo, que hacía que sonara mucho y mal. Pero hoy en día el acordeón de música clásica está perfectamente afinado. Lo que intento hacer con los cuartos de tono es aprovechar esa capacidad de trémolo del acordeón callejero e investigar qué cosas interesantes se pueden lograr con él».

El concierto, que tendrá lugar el 21 de agosto en el Kursaal, cuenta con una sola obra escrita expresamente para este instrumento experimental, por la compositora gasteiztarra Zuriñe Gerenabarrena. La idea es ir ampliando el repertorio al ritmo en que Alberdi se familiarice con el acordeón microtonal. «Supone aprender un instrumento nuevo», explica. «Y no solamente porque las notas estén cambiadas de sitio en el teclado, también porque la sonoridad cambia completamente y necesitas acostumbrarte a ella». En la Quincena, el resto del programa estará formado por obras de Haas, Ibarrondo y Hosokawa, que ya adelantan inflexiones microtonales en sus obras para acordeón tradicional. El concierto contará además con la participación del percusionista Rafael Gálvez y la musicóloga Eli Etxebeste, quien presentará al público el instrumento y explicará los detalles de las composiciones. M.C.