M. CHAMIZO
Udate | Kritika: Musika Hamabostaldia

Rock camuflado de música antigua

Se podían observar algunas caras de perplejidad entre el público que asistió al concierto del Euskal Barrokensemble en el Ciclo de Música Antigua de la Quincena Musical. Algunos ya conocíamos la trayectoría de Enrike Solinís, alma mater del conjunto, y espectáculos suyos como El loco de la guitarra, en el que tocaba un Concierto de Vivaldi con una Fender Stratocaster. Solinís parte de la idea de que la interpretación de la música antigua siempre implica reconstrucción, y en vez esgrimir un purismo histórico imposible de alcanzar pues nunca sabremos al 100% cómo sonaba la música en la Edad Media o el siglo XVI decide recrear el repertorio del pasado partiendo de referentes contemporáneos que comparten con aquel actitudes y objetivos. En sus interpretaciones el martes de música turca del XVI, danzas italianas del Seicento y gallardas y canarios del Siglo de Oro español se respiraba una forma de experimentar la energía del sonido, el ritmo, de improvisar y expresarse gestualmente muy cercano a la del rock, el jazz o el flamenco, aunque estilísticamente estos apenas tengan nada que ver con aquellos. El resultado fue una propuesta musical totalmente impura, en el sentido de que no hubo esperanza alguna de vislumbrar cómo sonaban originalmente estas creaciones. Pero en esa impureza hubo, paradójicamente, un punto de verdad mucho más fundamental en relación a lo que estas músicas quizá son en realidad.