Raimundo Fitero
DE REOJO

Tarde


Llevaba días intentando comprender la situación de un teniente del ejército español que lleva veinte días en huelga de hambre porque está arrestado en prisión militar por el simple hecho de haber escrito una novela en la que denuncia las situaciones de abusos de poder y autoridad, falta de libertades básicas y de actitud democrática, corrupciones y tradiciones machistas en los cuarteles españoles. Toda la imagen que se quiere dar de esta institución en los telediarios y demás actos de propaganda choca con la realidad.

Este es un caso concreto, muy espectacular porque lesiona a la vez varios derechos, entre ellos el de libertad de expresión, pero la lista es interminable, como el tristemente famoso de la capitán Zaida Cantera, que denunció a un coronel por abuso de autoridad, es decir por vejaciones y maltrato de género, con tocamientos y chistes soeces en público, ganó el pleito, con condena de dos años de prisión al coronel y desde entonces ha sufrido el acoso burocrático de la estructura machista y ha debido abandonar hace unas pocas semanas su aparente exitosa carrera militar.

Por eso que de repente el buque insignia de la Armada Española aparezca en los noticiarios de todo el mundo porque transportaba un alijo de más de cien kilos de cocaína, no puede causar mucha sorpresa. Según las noticias de última hora, han detenido a tres marineros, que serán los que se comerán el marrón, pero si tiran un poco más del hilo seguro que llegan hasta donde está el ovillo. Porque ya ha habido antecedentes, muchos, en estos asuntos. Lo mismo que se sabe que el mayor tráfico de hachís desde el norte de África se realiza con una supuesta custodia oficial, porque entre primos anda el juego.

Bajo los uniformes se esconden muchas singularidades, situaciones poco recomendables. La excepcionalidad de las propias relaciones contractuales en los ejércitos, todo el adoctrinamiento que sufren sus integrantes para deshumanizarse y cosificar a los enemigos, les llega a vivir en un estado de impunidad que propicia muchos excesos. Yo veo a los soldados israelíes celebrando sus hazañas y siento pánico. Llevan uniforme que les quita responsabilidad individual.