Floren Aoiz
@elomendia
JO PUNTUA

La gran falacia de la lucha antiterrorista

Se fotografían con el pobre muchacho al que van a asesinar en la fosa donde van a enterrarlo. Es el Este de Europa en 2014, pero podía ser Monreal en Nafarroa, en 1936. Bombardean escuelas y arrasan todo un teritorio. Es Gaza, pero podía ser el gueto de Varsovia. Los drones machacan la aldea. Disparan hasta hacer estallar estallar un camión de combustible abandonado rodeado de gente del pueblo que aprovecha la ocasión. Es día de mercado y los aviones alemanes se lanzan a la matanza. Torturan, matan y se apropian de los hijos e hijas de las personas «desaparecidas», borrando rastros que sin embargo a veces afloran a la superficie décadas más tarde. Los detienen y encarcelan por escribir en la lengua prohibida del pueblo kurdo. Le acusan de quemar un cajero automático, lo condenan a más de diez años de cárcel. Los queman vivos porque son indígenas y visten de verde, el color que asocian a la guerrilla. Alguien necesita engrosar las listas de bajas enemigas, así que los pobres chavales son convertidos en falsos positivos. La despiden de la fábrica porque visita a presas políticas. Aparece con un tiro en la frente y muestras de brutales suplicios, decían que era comunista. Ilegalizaron su partido, aunque ganaba las elecciones o estaba a punto de hacerlo; mejor dicho, lo hicieron precisamente por eso. Los detuvieron, los fusilaron, se apropiaron de las sociedades culturales y bares de la gente disidente, era 1936, 37, 38... Vuelven a pretender llevarse los locales de los grupos disidentes y encarcelar a personas que defienden proyectos políticos emancipadores, ahora es 2014...

La lista es interminable. La componen hechos de diferente tipo y grado cometidos en lugares muy diversos del mundo en momentos también distintos. Pero todos ellos tienen un denominador común: han sido presentados como lucha contra el terrorismo y así se han justificado. De este modo, quienes los han perpetrado y alentado se consideran ética y moralmente no sólo legitimados, sino superiores a quienes han perseguido. Es la prepotencia de la total falta de escrúpulos. El terrorismo, el puro terror del poder que se cree inmune e impune, presentado ni más ni menos que como contención del terrorismo. Es la falacia de la lucha contra el terrorismo. Con ella han convertido otra vez Gaza en un infierno. Con ella quieren arruinar, otra vez, el futuro de Euskal Herria.