Jon Odriozola
Periodista
JO PUNTUA

El referéndum escocés

Lo perdió -quien no escarmienta en cabeza ajena- el régimen español posfranquista. Y lo «ganó» el PNV, que respiró hondo -igual que cuando se tumbó el «Plan Ibarretxe»- con la victoria pírrica del No en Escocia a la separación del Reino Unido. Y quien ha ganado realmente -o moralmente, al menos- aunque no saliera el Sí, ha sido el independentismo catalán, por paradójico que parezca.

Ya el mero hecho de la propia celebración del referéndum entre burguesías, at last but nor least, el resultado al margen, es un éxito entre democracias burguesas formales, algo que el Estado español no es. Resulta patético, cínico y amoral felicitarse -como lo hace el Gobierno español- por el No escocés sin aplicarse el cuento en su propio patio con similares problemas. El referéndum escocés ha sido una patada del independentismo burgués y pequeñoburgués -en Glasgow hasta obrero- catalán en el ipurdi de Rajoy. Y ello con un muy moderado Salmond. Solo les queda la «ley» y el art. 155 de la Constitución como valladar y parapeto en las almenas patrióticas y nacional-católicas.

Los referéndums los convoca el poder cuando está seguro de ganarlos. A poco sale mal en el caso escocés y por eso conservadores, liberales y laboristas hicieron piña ofreciendo, como última baza, la devolution a Escocia. Acusa la caverna carpetovetónica española a su correligionario Cameron de imponer un referéndum acromático y sin grises: o te vas o te quedas (joputa). Ocurre que eso es un referéndum, como las lentejas: o las tomas o las dejas. Y ocurre que, al parecer, deciden eso que llaman los «indecisos», un absceso democrático, una protrusión que en la polis griega sería condenada al destierro por pasar, diríamos hoy, de los asuntos públicos de la sociedad civil, de la polis aristotélica y su «animal político» o zoom politikom (menos mujeres y esclavos, que no votaban ni iban al ágora). Decidirían, según esto, los apáticos.

Terminaré con una admonición desde mi púlpito savonarólico a la pecadora izquierda abertzale: Escocia es una nación; Kosovo, no. No vale agarrarse a todo con tal de conseguir la independencia de Euskal Herria. No es honesto. No somos como los fachas. Y es que, si vale todo, si el fin justifica la impostura intelectual, la oligarquía dominante, por esa regla de tres, y no doy ideas, pues ya lo avanzan, reclamará la independencia de Araba usando un derecho a decidir que hoy niegan. Y es que a ellos les da igual que el gato sea blanco o negro con tal de que cace roedores.