Alvaro Reizabal
Abogakatua
JO PUNTUA

Nasciturus & moriturus

El gobierno de Rajoy acaba de darle puerta al eterno delfín para presidente, el otrora llamado «El Rojo», sacrificando su cabeza para preservar la del resto de la banda. Gallardón era considerado en tiempos de su pugna con la gran lideresa y mejor conductora Esperanza Aguirre, como un infiltrado de izquierdas en las filas del PP. Pero desde que pilló cacho en el gobierno no ha dejado pasar la ocasión de dejar su impronta. Éxitos como la ley de tasas, rechazada unánimemente por los operadores jurídicos, el intento de introducir la cadena perpetua a través del subterfugio de la prisión permanente revisable, y, como proyecto estrella, la radical reforma de la ley del aborto o de protección del nasciturus, del concebido y no nacido, que nos enseñaban en las primera lecciones de Derecho Romano. La razón de ser de la ley, que defendía con uñas y dientes, era que había que proteger la vida de los nasciturus, que son la parte mas débil, y evitar que, según sus palabras, se les asesine. Al final, su jefe ha valorado el coste electoral de la futura ley y ha decidido pararla y cargarse al peón. O sea, que a cambio de un puñado de votos ya no les importa que sigan produciéndose los horrendos crímenes que denunciaban, prueba evidente de su asquerosa doble moral.

Gallardón ha tenido mucho mas éxito en la oficina del paro que como ministro defenestrado y apenas en una semana ha encontrado un «minijob» en cuanto a duración de la jornada: unas 65 reuniones al año para redactar informes no vinculantes a cambio de 88.000 putos euros. Si ahora le salen, que le saldrán, un par de consejos de administración en empresas publicas, puede llegar a fin de mes e incluso pagar las multas del hijo que le ha salido un conductor émulo de su eterna rival Esperanza.

De nasciturus a moriturus: los que están a punto de morir. Estoy perplejo con la moda de importar moriturus aislados en un avión publico, cerrar una planta de un hospital para ellos y que mueran en un 100%. Un misionero puede que haga tareas humanitarias, pero pertenece a una organización con ánimo, al menos, de proselitismo, que les desplaza a sus puestos de trabajo y es solvente. Si los quieren repatriar que lo paguen ellos y que el pastón que ha costado se invierta en combatir la enfermedad en esos países. Es justo y necesario.