Alberto Pradrilla
Madrid
Entrevista
Facu Díaz
Humorista de «La Tuerka News»

«El lema ‘Yo soy Charlie’ ha sido acaparado por los hipócritas»

Nacido en Montevideo en 1993, realizó estudios de guionista y actualmente dirige ‘‘La Tuerka News’’, un espacio de humor que se emite en Público TV. Este humorista de insultante juventud y miembro de IU declaró esta semana ante la Audiencia Nacional española después de que Dignidad y Justicia le interpusiese una querella por «humillación a las víctimas» a causa de un sketch en el que, encapuchado, anunciaba el desarme del PP debido a la corrupción. El caso fue rápidamente archivado.

Facu Díaz
Facu Díaz

El juez Javier Gómez Bermúdez tardó menos de tres horas en archivar la querella interpuesta por Dignidad y Justicia contra Facu Díaz. Este reiteró que no pretendía «humillar a las víctimas» sino criticar la corrupción del PP y denuncia la utilización política de la demanda.

¿Cree que estamos ante un ataque contra la libertad de expresión o se ve como víctima de una operación que pretende penalizar a Pablo Iglesias?

Tiene cosas de los dos conceptos. España todavía está en pañales en cuestiones de democracia y la libertad de expresión es una de ellas. Que un humorista tenga que dar explicaciones en sede judicial por una cosa tan simple como es el humor dice mucho de su calidad democrática. También está el componente político. Una vez más, una asociación de víctimas es utilizada por el PP para llevar a un juzgado una denuncia que le hubiese traído mala prensa. Vuelven a ser tristemente utilizadas para hacer política. E influye mucho que estoy en ``La Tuerka'' y cerca de Pablo Iglesias. A muchos medios les ha interesado poner el nombre de Pablo junto a las palabras «imputado» y «víctimas del terrorismo». ``El Correo'' dijo: «Iglesias apoya a un imputado por humillar a las víctimas». Los hechos no importan.

La copia de la querella se envió a la prensa con el nombre de «demanda Podemos».

Eso es lo que le contesté a Daniel Portero cuando me dijo que no querían politizar el caso. Me pidió disculpas por haber dado la sensación de que este era un caso politizado. Le contesté que si no querían politizar una denuncia, no debían poner el nombre de un partido en el archivo que envían a los medios.

No es la primera vez que se presentan demandas así. ¿Cree que hay un mccarthysmo ligado a un colectivo de víctimas?

Hay una tendencia a pensar que la condición de víctima del terrorismo te da más la razón. A mí no me cuesta nada solidarizarme con las víctimas de cualquier terrorismo, pero eso no quiere decir que en esta discusión se parta de que ellas tienen razón y yo no. Es más, un juez ha dejado patente que no la tenían.

En entrevista para NAIZ señaló que las consecuencias serían otras si se llamase Josu Zubizarreta. ¿Lo sigue pensando?

Sí. En nuestro programa quisimos tratar el tema de los abogados vascos y una de las bromas era que yo llamaba a mi letrado para asegurarme de que no estaba detenido. Los periodistas que trabajan en la Audiencia Nacional saben la cantidad de gente que pasa por ahí procedente del País Vasco.

Ha recibido muchos apoyos de artistas del Estado que, por ejemplo, criticaron la solidaridad con ``Egunkaria''.

Quizás para una buena parte de la progresía de este país defenderme a mí está dentro del marco establecido, pero defender a ``Egunkaria'' no lo está. Es un trabajo que todavía tenemos que hacer y una responsabilidad para los medios, que podemos denunciarlo, recordar que en España se cierran medios y lo hizo la Audiencia Nacional.

Su caso sirve para banalizar la tesis del «todo es ETA». Sin embargo, sigue teniendo graves consecuencias. ¿Se frivoliza?

Sí. No sé hasta qué punto los que nos dedicamos al humor no llegamos a contribuir a que el «todo es ETA» se convierta en algo muy banal y deje en una situación complicada a quienes se ven involucrados en procesos que les llevan a prisión. Nos han llevado a bromear con una cosa tan grave. Casos como el mío son absurdos y les permiten decir que la Justicia funciona.

¿Cree que su caso tiene que ver con el de ``Charlie Hebdo''?

No. Si tuviera que ver conmigo sería en la base, que es la intolerancia. Un caso tan grave, comparado con el mío, me deja en una posición incómoda.

Sin embargo, sí que ha denunciado el «sí, pero» que ha acompañado a la supuesta defensa de la libertad de expresión.

El lema de «Yo soy Charlie» ha sido tristemente acaparado por los hipócritas. Los mismos que publicaban su portada en solidaridad con ``Charlie Hebdo'', hablando de mi caso decían que «no todo vale en democracia». Los abanderados de la libertad de expresión cambian de opinión según el día o quién seas, Todo esto contribuye a un postureo. Da la sensación de que nos comprometemos, pero luego te dicen que «una cosa es libertad y otra libertinaje».

¿Defendemos solo la libertad de decir aquello con lo que estamos de acuerdo?

Me han echado en cara muchos tuits en contra de medios diciendo que yo no estoy a favor de la libertad de expresión. Yo hablaba en algunos de que la democracia española se vería reforzada si desaparecían medios como «El País», «Abc» o Intereconomía. Y lo sigo pensando. Lo que me diferencia de un intolerante es que yo no lo cerraría. Desearía que la audiencia no soporte ver más esa infamia y cierren como Intereconomía.

«Me pongo límites, pero no voy a ir a ponérselos a otro»

¿Cree que deberían establecerse límites a la libertad de expresión o al humor?

Insisto muchísimo en que sí, pero con la condición de que se los tiene que poner uno mismo. Yo me pongo muchísimos límites. Lo que no hago es ir a ponérselos a otro. En Internet me encuentro con muchas cosas que me ofenden, pero me costaría decirle a alguien que deje de hacerlas. El otro día lo decía Darío Adanti, de ‘‘Mongolia’’: «La humanidad se sostiene porque no nos decimos todo a la cara». Convivimos porque no nos decimos todo a la cara. Yo me ahorro un montón de cosas por mantener una cierta convivencia con el resto de seres humanos. Les pediría ese mismo esfuerzo a los demás para que no vengan a decirme con qué bromear.

Hablamos de su imputación, pero desde la izquierda también le han llovido críticas por un sketch titulado «bolivariano y castrista».

La intolerancia no entiende de ideologías. Hay gente que no tiene sentido del humor y esa gente está en la derecha y en la izquierda. A veces se nos da un tratamiento como si fuesemos La Sexta o un medio de comunicación grande. Unos cuantos locos creen que cuando hacemos un sketch como «bolivariano y castrista» lo que pretendemos es reírnos de los bolivarianos y los castristas, cuando no me cuesta en ningún momento decir que simpatizo con el proceso de Venezuela o con la revolución cubana. Pero tampoco hacer un poco de humor y reírnos de nuestros propios tópicos de la izquierda.

Si le escucha Hermann Tertsch hablando de ponerse límites... [Díaz hizo caer al presentador ultra en una broma a través de Twitter diciendo que había que detener a los periodistas de derechas y advirtiendo previamente que alguien iba a creer que esa era su opinión, lo que ocurrió con Tertsch]

Fue un poco suicida todo. A día de hoy sigue circulando ese comentario y para alguna gente soy el intolerante que quiere encarcelar a periodistas de derechas. Mereció por el placer que me dio probar que los que estamos bajo un punto de mira mediático sufrimos una situación prácticamente inaguantable de vigilancia las 24 horas del día sobre todas las palabras que decimos en redes sociales para sacar de ahí algún «tipo de prueba». No me tienes que sacar ningún tuit descontextualizado para decir que soy de izquierdas. Pero ser de izquierdas no quiere decir que yo quiera encarcelar a Herman Tertsch. Él debería cuidarse solo, evitar los problemas que ha tenido y no hacer crónicas de cosas antes de que sucedan.

Tras redadas como la Operación Araña, ¿no cree que es un error pedir que se detenga a otros tuiteros con opiniones distintas, aunque sean rechazables?

Es una manera de defenderse... No sé si he hecho algún comentario al respecto de este tipo de cosas, es probable que sí. Un comentario sobre «vamos a poner una bomba en el Camp Nou» o «en los colegios electorales el 9N» me molesta más que el de un antifascista diciendo barbaridades sobre un nazi. Es una contradicción, pero la vida a veces se basa en contradicciones terribles.

¿Se ve imputado otra vez?

Ya estuve imputado en 2012 por un supuesto delito de amenazas a Carlos Cuesta y Montse Suárez. No me condenaron absolutamente a nada. Ella sigue diciendo que yo le amenacé, como seguirán diciendo dentro de unos años que humillé a las víctimas del terrorismo. A la derecha le interesan los titulares, pero no los autos judiciales cuando no les dan la razón.

También hay quien dice que la imputación le ha beneficiado porque le ha permitido ser conocido por más público.

Creo que algo de mérito ya había hecho antes. No he salido de la nada. Ya hacía un programa de tele antes de esto. Si esto sirve para que mucha gente más me haya conocido (en Twitter he pegado un subidón espectacular de seguidores y la audiencia del programa del miércoles fue muy bien), bienvenido sea. Trataremos de que les guste lo que hagamos a partir de ahora y que se queden.