John Wessels | AFP
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Fotografía: John Wessels | AFP

El hotel Ducor, otro antiguo «cinco estrellas» en ruinas

Impresionantes hoteles de antaño están literalmente en ruinas; o han ido desapareciendo o esperan tiempos mejores. Ciertos palacios decrépitos llevan las huellas de su esplendor abolido. No el Ducor, un paralelepípedo de hormigón despojado de su lujo y sus ventanas.

El hotel Ducor, en su momento un imponente establecimiento reservado a huéspedes adinerados, con el tiempo ha quedado reducido a un fantasmagórico esqueleto de cemento abandonado que observa desde las alturas de la castigada Monrovia tras el brutal y sangriento conflicto que vivió Liberia entre 1989 y 2003. Cuando abrió sus puertas en 1960, el Ducor era uno de los pocos hoteles de cinco estrellas de África, con un club nocturno y habitaciones con aire acondicionado, según recuerdan las guías turísticas.

Llegó a recibir al antiguo emperador de Etiopía, Haile Selassie. Durante años, su personal satisfacía las demandas de los ricos y gobernantes del planeta. Los huéspedes se sentaban junto a la piscina para beber cócteles y contemplar la puesta de sol sobre el Atlántico. Pero el Ducor cerró en 1989 con el estallido de la primera de las dos guerras civiles que vivió el país de 1989 a 1997 y de 1999 a 2003, que se calcula costaron la vida a 250.000 personas y quedó abandonado.

Las marcas físicas que atestiguan estas pruebas son raras en Monrovia. El Ducor, situado entre árboles en la cima de una colina en la capital, conserva una vista impresionante del Atlántico. Desde allí se ve perfectamente el barrio pobre de West Point, una barriada superpoblada. En diez niveles se escenifican pasillos y habitaciones fantasmales con pintura ennegrecida por la infiltración, paredes mohosas perforadas por balas y repletas de grafitis, tramos de escalones sin barandillas, terrazas reclamadas por la vegetación y atravesadas por huecos de ascensores vacíos.

La intensa luz natural inunda la estructura que podría recordar una fábrica abandonada si no fuera por la descolorida piscina de cerámica turquesa donde, según una anécdota que no ha podido confirmarse por AFP, el dictador ugandés Idi Amin se bañó con su arma. En la cuenca de esta pileta se estanca un agua verdosa mientras la tierra circundante se ha convertido en un refugio de adictos a las drogas.

«Nos entristece a todos», admite Ambrosio Yebea, un funcionario retirado del Ministerio de Turismo, quien alguna vez ofreció recorridos por el hotel abandonado. El hotel está en un limbo y ni siquiera está claro quién es el dueño. El Gobierno liberiano planeó restaurarlo con ayuda del gobernante libio Muamar Gadafi pero el proyecto no avanzó desde la caída del exlíder libio en 2011, y el Ducor continúa en decadencia.

Estilo modernista

En los años 50 había pocos hoteles en Monrovia, según Yebea, lo cual motivó la construcción del Ducor en 1960 para atender a ejecutivos y autoridades del Gobierno. Diseñado por el arquitecto israelí Moshe Mayer con estilo modernista, se convirtió en uno de los hoteles más lujosos de África. La entonces ministra israelí de Relaciones Exteriores, Golda Meir, quien llegaría a ser primera ministra, asistió a su inauguración al igual que Sekou Toure, líder independentista de Guinea.

Otro huésped, el primer presidente de Costa de Marfil, Felix Houphouet-Boigny, estaba tan encantado con el hotel que pidió a Moshe Mayer construir uno similar en Abiyán, el cual aún está en funcionamiento.

Muchos de los gobernantes africanos se alojaron en el Ducor en los años 60 y 70, incluido Selassie, según Yebea, y varios de ellos se quedaron allí para participar en la conferencia de la Organización para la Unidad Africana de 1979 en Monrovia.

Para entonces, el hotel ya había comenzado su declive. Un informe de 1975 del Banco Mundial sobre Liberia indicó que el hotel estaba «bastante deteriorado» y citaba los planes gubernamentales para renovarlo.

El excaudillo militar Charles Taylor colocó hombres armados en el Ducor durante la toma de Monrovia de 2003, al final de la guerra. Luego fue invadido por personas sin hogar, hasta que fueron desalojadas en 2007 por Ellen Johnson Sirleaf, primera presidenta electa después del conflicto armado.

Lanzó entonces planes de renovación. En 2011, su gobierno entregó el Ducor a la Libyan African Investment Company (LAICO), una subsidiaria del fondo soberano de Libia.

Los planes

La previsión del Gobierno entonces era que el hotel renovado tendría 151 habitaciones, restaurantes, un centro comercial, cancha de tenis y casino, y de paso sirviera para crear empleos en un país empobrecido. Sin embargo, el proyecto se descarriló con otra guerra, al igual que otro plan para desarrollar una planta procesadora de caucho.

Liberia cortó las relaciones con la Libia de Gadafi en 2011 cuando el país se hundió en una guerra civil y «a todos nos tomó por sorpresa», declaró Frank Williams, uno de los 150 trabajadores empleados por LAICO. «Ahora estamos desempleados».

Desde entonces, el proyecto está paralizado y su futuro es incierto. Ni la presidencia de Liberia, ni su ministerio de Turismo ni LAICO respondieron a las preguntas de AFP sobre el futuro del hotel.

La entidad libia enfrenta sanciones de la Unión Europea por sus supuestos vínculos con el exrégimen de Gadafi. En 2020, el Consejo de Seguridad de la ONU dijo que LAICO afronta dificultades financieras y ha incurrido en deudas por los hoteles que administra.

Algunas personas todavía esperan ver renacer de su actual estado al Ducor. Ambrose Yebea, el exfuncionario de Turismo, insiste que podría atraer visitantes y generar empleo. «Todos los liberianos lo ven así, están de acuerdo y quieren verlo renovado», afirma convencido.