
El Tour entró ayer en territorio francés tras una salida de Lieja que ha tenido como protagonista negativo al Europcar, a su mánager Jean René Bernaudeau y a su líder Thomas Voeckler, que recibió una gran pitada al completar el sábado el prólogo. Los dos han responsabilizado a Cedric Vasseur -ciclista profesional francés desde 1994 hasta 2007, presidente de la Asociación de Ciclistas Profesionales desde 2007 a 2009 y actual comentarista de la televisión belga- de generar con sus comentarios el clima de hostilidad que se han encontrado.
Días antes del inicio de la prueba, «L'Equipe» publicó que un Fiscal de París ha abierto una investigación al Europcar por supuestas prácticas dopantes durante el pasado Tour, al parecer basada en testimonios que denuncian transfusiones sanguíneas y utilización de corticoides en el equipo revelación de una edición en la que colocó a dos ciclistas entre los diez primeros, Voeckler -cuarto- y Rolland -décimo-, que además ganó el maillot blanco y en Alpe d'Huez.
Ocho años después
La casualidad ha querido que esta polémica se haya suscitado en la misma ciudad en la que se originó hace ocho años, en la anterior salida del Tour de Lieja en 2004. Desde el inicio de ese año explotó el caso Cofidis, en el que Millar fue el principal protagonista, pero Cedric Vasseur -compañero del escocés- también fue detenido e imputado después de que otro integrante del equipo -Philippe Gaumont- declarara que se había inyectado sustancias dopantes en su presencia, declaraciones que consideró falsas.
Jean René Bernaudeau, que siempre se ha presentado en el ciclismo como defensor de un deporte limpio y como azote de todos los implicados por casos de dopaje, realizó entonces duras críticas contra Vasseur, que finalmente fue absuelto en el caso.
Siete años después, en los últimos días del pasado Tour, Vasseur comentó que «mi maillot amarillo -lo lució durante cinco días en la edición de 1997- me dio alas, pero lamentablemente yo no estaba en Europcar en el momento... Hay algunas cosas que no son muy lógicas. Alguien no se convierte en uno de los mejores escaladores del pelotón con una varita mágica. No me sorprendería ver algunos corredores del Europcar dar positivo en los próximos meses». Llegó a decir que si fueran Luis León Sánchez y Beñat Intxausti en lugar de dos ciclistas franceses las revelaciones de la carrera «sería polémico. Pero como son franceses, parece normal».
Bernaudeau le respondió entonces que «esos comentarios me dan más pena que otra cosa porque esos no son los valores del deporte, aunque son los que están de moda». Pero un año después Vasseur se ha sentido cargado de razones de esos comentarios y ha aprovechado para cargar contra Bernaudeau y Voeckler, que ya llegaba muy tocado al Tour por unos problemas de rodilla.
Pero más que la articulación y los problemas que ayer le hicieron perder ocho minutos en Boulogne sur Mer, al líder del Europcar le dolió la gran pitada que recibió al acabar la crono de Lieja. Acostumbrado a ser el ciclista más querido de los aficionados franceses, fue el más pitado ese día. Preguntado por ello, respondía que «es verdad que me ha afectado. Hay que ser honesto. Pero en la primera etapa he sentido que eso no tenía continuidad. He escuchado algunos silbidos, pero si hay 500 personas al borde de la ruta y solo dos pitan es a ellos a los que les escuchas. Lo que espero es que no se hable más de esto en el Tour, aunque es complicado. Uno no espera responder a preguntas que no sean deportivas y espero que ahora, una vez que el Tour está lanzado, hablemos solo de deporte y que demos motivos para hablar de nosotros en la ruta».
Con esa intención Europcar ha sido protagonista en las tres etapas al colocar en las fugas a Gene, Kern y Giovanni Bernaudeau, el hijo del mánager, al que aludía en 2007 en una entrevista a GARA. JR, como se le conoce, señalaba dentro de su línea de presentarse como valedor de un ciclismo limpio que «yo no me he dopado y tengo una vida extraordinaria. En siete u ocho años, el ciclismo debe tener una buena salud y entonces pasaré a un segundo plano. Solo me queda eso para que mi vida sea satisfactoria. Es lo único que me mueve, no el dinero. Soy un dirigente, pero ante todo soy un padre que no quiere que sus hijos estén en un mundo donde el éxito se busque a cualquier precio. Nosotros queremos ganar, pero no a cualquier precio. Ellos son ladrones porque roban la gloria, los resultados y, sobre todo, el dinero. Es una fatalidad, consecuencia de una falta de educación. Lloro cuando veo su egoísmo. Es terrible, deberían mirar la cara a los jóvenes para ver el mal que hacen. El drama es que los niños dejen de competir por eso». Son las declaraciones que ha realizado estos años y que se han vuelto en su contra.

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