Iker Bizkarguenaga
Gasteiz

España se sitúa al borde de la quiebra y el rescate integral

La economía española vivió el viernes otra jornada fatídica, la enésima que encadena en los últimos meses y, seguramente, la peor desde que la crisis de la deuda la situara al borde de la intervención.

El Ibex 35 se hundío en la sesión del viernes. (Pierre-Phillipe MARCOU / AFP)
El Ibex 35 se hundío en la sesión del viernes. (Pierre-Phillipe MARCOU / AFP)

Los acontecimientos se precipitaron nada más conocerse que la Comunidad Valenciana había solicitado ayuda para poder hacer frente a los vencimientos de deuda del presente ejercicio y pagar a los proveedores, convirtiéndose así en la primera comunidad autonóma en solicitar el rescate.

El anuncio hizo que la prima de riesgo se disparara de forma automática, superando de largo los 600 puntos básicos, mientras la Bolsa, que acabó cayendo un 5,82%, se desplomaba.

Poco después de las cinco de la tarde, la prima -diferencial con el bono alemán a diez años- alcanzaba el techo histórico de los 612,5 puntos, y el rendimiento del bono español se elevaba hasta un 7,283 % insostenible. Para ilustrar la gravedad de la situación basta señalar que a esa misma hora la prima de riesgo de Irlanda, país «rescatado», apenas superaba los 500 puntos, cien menos que la española.

Ni el rescate del sistema financiero, con un montante total disponible de cien mil millones de euros, ni el durísimo plan de ajuste del Gobierno del PP, que ha elevado al máximo la tensión social, han servido para frenar el acoso de los mercados a la economía española. Al contrario, la desconfianza se ha instalado en ella y parece cuestión de tiempo que el rescate bancario pase a ser general.

Empeoran las previsiones

Tampoco ayudó a relajar la presión la comparecencia de Cristóbal Montoro, quien presentó un cuadro macroeconómico que confirma los peores pronósticos de los organismos internacionales. En rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el ministro de Hacienda explicó que la economía española seguirá en recesión el próximo año, con un descenso del PIB real del 0,5%, frente a las previsiones anteriores, que auguraban un crecimiento del 0,2%.

Montoro señaló que la salida de la recesión se producirá en 2014 y 2015, con sendos incrementos del PIB del 1% y el 1,3%, respectivamente, aunque teniendo en cuenta el vuelco que se ha producido en sus previsiones en apenas tres meses, incluso un anuncio tan poco optimista como este ha de tomarse con gran cautela.

Además, los malos datos no quedaron ahí, ya que el nuevo cuadro macroeconómico del Ejecutivo español empeora la previsión de paro realizada en abril, pasando de una tasa del 24,3% a otra del 24,6%.

El titular de Hacienda intervino ante los medios para informar del techo de gasto fijado por el Ejecutivo para 2013, que será de 126.792 millones de euros, lo que supone una elevación del 9,2% respecto al del año anterior. Un incremento que se produce a pesar de que los ministerios verán mermado su presupuesto en un 12,2%. Esto sucede debido a la carga de los intereses de la deuda pública y a la aportación de 6.683 millones de euros a la Seguridad Social.

Según señaló Montoro, el «esfuerzo de austeridad» realizado ha llevado a que el rango total del gasto del Estado sea ya «el equivalente a un poco más del de una comunidad autónoma de tamaño medio».