Ainhoa Etxaide ha comparecido junto a los miembros de la Ejecutiva de LAB Bea Martxueta y Jabi Garnika para valorar el discurso de investidura de Iñigo Urkullu, que a su juicio fue una «mera declaración de intenciones» falta de concreciones.

La secretaria general de LAB ha opinado que el discurso ha evidenciado que «no hay nada nuevo en el nuevo Gobierno» y que apuesta por el «inmovilismo» que ha llevado a la convocatoria de cinco huelgas generales en Hego Euskal Herria en los últimos años.

Para Etxaide, de las palabras de Urkullu se desprende que el Ejecutivo de Lakua perpetuará las políticas »ultraneoliberales», que han fracasado y han conducido a la sociedad a la situación de crisis actual.

Ha incidido en que el único camino que lleva a la salida de la crisis es un «cambio profundo» del modelo socioeconómico y ha exigido «voluntad política» para abordar esta transformación porque hay alternativas «como demuestra la gestión de la Diputación de Gipuzkoa».

Ha destacado que Urkullu puede llevar a cabo esta «transición», aunque «lamentablemente lo que se ha visto en la sesión de investidura apunta a lo contrario».

Etxaide ha instado al nuevo Gobierno a aprobar unos presupuestos «en función de la demanda social», teniendo en cuenta que es la «única alternativa» al modelo que ha llevado a una situación de emergencia social. Le ha pedido que fije unas prioridades de actuación que pasen por garantizar los derechos sociales, la creación de empleo y el desarrollo del tejido productivo vasco.

Además, le ha propuesto que se plante ante las medidas «impuestas por Madrid» en materia de recortes sociales, pensiones, negociación colectiva y empleo para que no se apliquen en la CAV, así como dar marcha atrás a los ajustes del anterior Ejecutivo de Patxi López y aplicar una reforma fiscal que garantice la equidad.

Etxaide ha considerado «especialmente preocupante» que Urkullu haya hablado de una reducción de un 20% en el sector publico «sin ningún tipo de acuerdo previo» y ha advertido de que siempre se anuncian los recortes asegurando que afectarán a los altos cargos, pero finalmente son los trabajadores los que padecen el empeoramiento de las condiciones laborales.