@albertopradilla

Olimpiadas «low cost» o la cultura del «pelotazo»

Madrid conocerá hoy si su tercer intento de organizar unos Juegos Olímpicos tiene éxito. El Gobierno español se ha volcado en un proyecto que tratan de vender como «low cost», pero que insiste en profundizar en el modelo del «pelotazo» que provocó la crisis económica.

El presidente del Comité Olímpico español, Alejandro Blanco, y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, durante la presentación de la candidatura en Buenos Aires. (Fabrice COFFRINI / AFP)
El presidente del Comité Olímpico español, Alejandro Blanco, y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, durante la presentación de la candidatura en Buenos Aires. (Fabrice COFFRINI / AFP)

«Proponemos un nuevo modelo de Juegos ajustados a la austeridad. El 80% de las infraestructuras están ya construidas». Esta es la idea-fuerza que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha tratado de vender a los responsables del Comité Olímpico Internacional (COI) en su carrera por organizar los Juegos Olímpicos de 2020. Después de los intentos fallidos de 2012 y 2016, la primera edil, que sustituyó a Alberto Ruiz Gallardón y gobierna sin ni siquiera haber sido refrendada en las urnas, se ha sumado al «sostenella y no enmendalla» del doblemente malogrado sueño olímpico. Y eso que, con cada intento, la situación económica se ha hundido cada vez más. Un contexto que no supone ningún problema para los promotores de Madrid 2020, que han intentado convertir la debilidad en virtud y presentar su candidatura como una iniciativa «low cost» que apenas tendrá impacto negativo en las cuentas públicas del Ayuntamiento más endeudado del Estado español. Como en el caso de Eurovegas, el otro macroproyecto estrella de los gobierno del PP (que dirige el Consistorio y la Comunidad) se aferra al cuento de la lechera de los futuros empleos y el supuesto beneficio económico a través de inversiones y turismo. No están solos. En este caso, tanto PSOE como los dos grandes sindicatos (UGT y CCOO) se han sumado a un proyecto que, tal y como denuncian sus críticos, solo incide en el modelo especulativo que provocó el hundimiento económico del Estado. Hoy, en Buenos Aires, el COI anunciará si Madrid hace bueno el dicho de «a la tercera va la vencida» o si, por el contrario, es superada por Tokio o Estambul. Pese al derroche propa- gandístico de espíritu deportivo, la candidatura tiene más que ver con la cultura del pelotazo de la «marca España» que con el atletismo, el tenis o la natación.

Según los presupuestos presentados por el Ayuntamiento, Madrid apenas gastará 1.670 millones en infraestructuras de aquí a la celebración de las Olimpiadas. Claro, que estos cálculos no son del todo reales. En primer lugar, porque no contabilizan todos los fondos desembolsados desde que se presentó la primera candidatura. En segundo, porque todas las experiencias previas demuestran que una cosa son las cuentas sobre el papel y otra bien distinta lo que terminan dilapidando las cuentas públicas. «Habitualmente, el coste real suele superar el 170% de lo presupuestado, por lo que el gasto podría dispararse hasta los 7.000 millones», explica Mariano González, miembro de Ecologistas en Acción, citando un estudio elaborado por la Universidad de Oxford que certifica la tendencia al sobrecoste y la ruina registradas en anteriores citas olímpicas. Hasta el momento, y según los datos oficiales, el gasto en nuevas obras supera los 8.000 millones. Y eso que Madrid está sometido a un plan de ajustes que reduce las inversiones a cero. No obstante, la suma total es incalculable. Una opacidad a la que colabora la Administración, que se niega a ofrecer auditorías sobre cuánto se ha gastado realmente, tal y como recuerda González.

El modelo de la Caja Mágica

«Madrid 2020 es la continuidad de la política de construccción de infraestructuras innecesarias. Parece que existía un consenso sobre el hecho de que los aeropuertos sin aviones o las estaciones de AVE sin pasajeros eran la causa de la actual situación económica. Sin embargo, seguimos en la misma lógica», advierte González. No hace falta más que analizar los nombres de los patrocinadores para hacerse una idea de los intereses que priman en el macroevento. Por ejemplo, el de las grandes constructoras. Entre las empresas que han dado su aval a la candidatura se encuentran Villar Mir y el grupo OHL, Sacyr Vallehermoso o FCC. Todas, constructoras que aparecen en los «papeles de Bárcenas» como donantes a la contabilidad paralela del PP. Como en el caso de la financiación irregular de la derecha española, no parece que estas grandes compañías aporten sus fondos por amor al espíritu deportivo, sino que aspiran a recuperar su inversión a través de las concesiones para el desarrollo de infraestructuras. No en vano, Ayuntamiento, Comunidad y Estado se reparten los gastos y confían en que, de cara al futuro, podrán ceder la gestión a compañías privadas. Claro que, para ello, el estadio o pabellón debe generar beneficio, algo que no siempre ocurre. Así que, en caso de que nadie esté interesado, es la propia Administración la que se hace cargo. Aunque ni siquiera tenga usuarios. Para las empresas, la jugada es ganar o ganar.

El mejor ejemplo de ello es la denominada Caja Mágica, uno de los proyectos estrella inaugurado en 2009, que ha acogido el masters de tenis, y actualmente más que infrautilizado. Fue adjudicado a FCC, vinculada con Luis Bárcenas a través de su expresidente, José María Mayor Oreja (hermano del exministro del Interior español), quien reconoció al juez Pablo Ruz haber entregado al extesorero del PP 600.000 euros en dinero negro en el año 2011. Pese a que el proyecto del estadio multiusos ubicado en el barrio de San Fermín se presupuestó en 120.000 millones, su coste total terminó disparándose hasta los 294 millones, es decir, un 250% más de lo previsto. No solo la construcción lo ha convertido en un proyecto ruinoso. Actualmente, apenas acoge alguna cita deportiva anual y, el resto del tiempo, permanece vacía, acumulando gastos de mantenimiento, tal y como denuncia Jorge García Castaño, concejal de IU en la capital española. «Los vecinos no lo pueden utilizar y cuando se celebra algún evento, se ven perjudicados por problemas de movilidad o de aparcamiento», ratifica Nacho Murgui, presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de la Comunidad de Madrid.

«Un mono con una metralleta»

El de la Caja Mágica es el gran ejemplo porque, pese al mantra propagandístico de que «el 80% de las infraestructuras ya están construidas (una cifra que Botella ha llegado a aumentar hasta el 90% en la misma rueda de prensa)», la realidad desmiente el panorama idílico. El Estadio Olímpico de la Peineta o el Centro Acuático siguen en obras. Además, quedan pendientes de ser edificados los pabellones de voleibol, gimnasia y hockey, la villa olímpica, así como reformar muchas de las infraestructuras. Unos proyectos todavía sin licitar y en los que los patrocinadores también hacen negocio. Como en el caso de los uniformes, en manos de El Corte Inglés, que también es uno de los donantes.

Las disyuntivas que provoca el hecho de lanzarse a una inversión de estas características cuando las finanzas están en números rojos solo son un reflejo de las prioridades. Y tanto el Consistorio como el Gobierno de Madrid han establecido las suyas. Esto puede apreciarse, por ejemplo, comparando el gasto anunciado por Ignacio González para sufragar las Olimpiadas con el tajo a la Sanidad propuesto por el consejero Javier Fernández-Lasquetty. Fue en la misma rueda de prensa, celebrada en diciembre de 2012, cuando el Ejecutivo madrileño anunció que destinaría 530 millones de euros para apoyar a los juegos, al tiempo que exigía unos recortes de 533 millones para un sistema de salud progresivamente privatizado. Este es un detalle que simboliza el impacto

No obstante, todas las contradicciones se solucionan apelando a tres elementos: las inversiones, los futuros empleos derivados de la construcción y el turismo y el elemento intangible, la «ilusión de un proyecto común». Lo de las inversiones, no está del todo claro. Lo del empleo, es refutado por estadísticas como la que remarca Jorge Moruno, que evidencia que, mientras que el turismo ha crecido en Madrid en los últimos tres años, los puestos relacionados con el sector se han desplomado. Así que solo queda el recurso a la «marca España». Lo resumía el presidente español, Mariano Rajoy, afirmando que «Madrid es la mejor candidatura, porque España es un país con mucho atractivo, buen tiempo, gastronomía, muchas cosas que ver y gente simpática». «Esto es como darle una metralleta a un mono y esperar a ver qué pasa después de haber comprobado previamente que disparaba sin control», refuta Moruno, que alerta de los intentos de «reflotar el modelo especulativo. Hoy es el día decisivo. Si el COI vuelve a tumbar la candidatura habrá que ver si hay un cuarto intento. Se juegan mucho dinero.