Juanjo BASTERRA

Oikocredit Euskadi, diez años apostando por las finanzas éticas

Oikocredit Euskadi empezó a operar en marzo de 2004. Para conmemorar esta primera década de actividad organizó una jornada de debate sobre «las finanzas que cambian el mundo». Quedó clara la necesidad de avanzar en un sistema financiero más cercano a las personas, porque la actual regulación bancaria confirma la pérdida de ligazón social. Desaparecen las cajas y los 3.000 millones que destinaban a obra social, «se pierden o se evaporan».

Oikocredit Euskadi conmemoró su décimo aniversario con una jornada bajo el título «Finanzas que cambian el mundo». Cuenta con dos centenares de socios que mantienen depositados dos millones de euros para «financiar proyectos económicamente viables que ayudan a reducir la pobreza en las comunidades de los países del Sur».

Carlos Bargos, director de Cáritas Bizkaia, destacó la labor de las finanzas éticas para «salir en apoyo de los más necesitados» y Perico Pérez Arrospide, presidente de la Fundación Fiare, valoró la labor de la «banca de la ciudadanía» y lamentó que la pobreza esté aumentando. Porque, a su juicio, «frente a la desesperanza se debe actuar con dignidad, con sueños alternativos que lleven aparejados compromisos y solidaridad, como Oikocredit está llevando allí donde la pobreza atrapa a un mayor número de personas».

El debate, moderado por la periodista de ETB, Amaia Urkia, llegó, tras esta introducción, a cargo de Manfred Nolte, profesor de Deusto Business y ex ejecutivo de BBK; Marcel Abbab, consultor social y director del Programa Generada de la Fundación Pinnae; e Igor Irigoyen, coordinador general de la Fundación Itaka-Escolapios y colaborador de Fiare.

Los dos primeros no cuestionaron el sistema. Irigoyen destacó que «el cambio hacia las finanzas éticas es fácil» y afirmó que «el grave problema de la crisis económica actual y del estallido de la burbuja» no fue solo por «falta de control y honradez», sino por «un problema sistémico del modelo económico».

Marcel Abbad, que trabajó con el programa de microcréditos en la Obra Social de La Caixa, admitió que la actividad financiera «no tiene a la persona en el centro de eje de actuación» y lo comparó con cualquier otra actividad económica.

Manfred Nolte reconoció que las cajas de ahorro no tenían ánimo de lucro, por lo que admitió que los procesos de bancarización han quitado la careta a más de uno. De hecho, afirmó que el modelo de las cajas ha desaparecido por lo que los 3.000 millones que destinaban las 52 entidades que había en el Estado español a la obra social «se han evaporado».

Nolte pasó de puntillas sobre la crítica a Kutxabank, que ha hecho ese recorrido de cajas a banco y, de banco con control de cajas, a dejar el núcleo duro, el 70%, en manos de la iniciativa privada, como pretende su presidente, Mario Fernández. Sin embargo, algunas personas que intervinieron sí recordaron esa falta de ética de entidades financieras que, a lo largo de más de cien años, sí que han estado pegados a la sociedad, pero que a partir de este momento, «si nadie lo remedia» como explicaron algunos, buscarán la rentabilidad para sus accionistas.

Manfred Nolte aseguró que «la economía no entiende de ética», sino que, al final, va por «un excedente, un beneficio». Sin embargo, la realidad es que una economía u otra está pilotada por personas, que son las que aplican decisiones sociales o toman el camino del beneficio por el beneficio.

Por lo tanto, aunque ni Manfred Nolte ni Marcel Abbad lo dejaron claro en este caso, sí Igor Irigoyen explicó que «el modelo actual está en una crisis rotunda» y explicó que la ONG Setem no hace mucho tiempo recordó que 14 bancos del sistema español «apoyan a empresas que se dedican a vender y fabricar las armas controvertidas, las más peligrosas». Las cajas vascas no se escapan de esa crítica.

Al final, se demostró la fuerte desconfianza hacia los bancos, por lo que algunos sugirieron actividades parabancarias.

 

«Un 50% menos de morosidad que el sector bancario clásico»

La entidad vasca es miembro de Oikocredit Internacional, una organización de referencia en banca ética en el mundo, que con unos activos de 763 millones de euros financia 850 proyectos por valor de 600 millones en 70 países. En Bilbo, estuvo presente Elikanah Kiarie N'gang'a, coordinador de proyectos que trabaja sobre el terreno en el área de África Oriental (Kenia, Uganda, Tanzania y Ruanda).

«La banca ética es ajena a la crisis de las entidades financieras, y su índice de morosidad es un 50% inferior al del sector bancario, a pesar de invertir en proyectos de más riesgo teórico, y su filosofía se basa en la idea de reducir el rendimiento de los depósitos para maximizar su impacto social», explicó.

Oikocredit Euskadi se fundó a finales de 2003 y se presentó públicamente y empezó a operar en marzo de 2004. La Fundación Fiare había sido creada poco antes y empezaba a explorar oportunidades de poner en marcha proyectos de banca alternativa desde Bilbo. «Uno de sus primeros pasos fue entrar en contacto con proyectos europeos que ya estuviesen trabajando, y así fue cómo conocieron Oikocredit y establecieron las primeras relaciones». La entidad ya contaba desde el año 2000 con una asociación de apoyo en el Estado, Oikocredit Catalunya, y estaba interesada en establecer más asociaciones de apoyo. Desde el inicio contó con el apoyo de Cáritas Bizkaia, a través del proyecto Kidenda de Comercio Justo. En el arranque también se contó con el respaldo explícito de otras organizaciones de prestigio que también participaban del proyecto Fiare: Mundu Bat y Economistas sin Fronteras. J. B.