Ekai Group

Kutxabank y políticas anticrisis

Los autores intentan comprender las razones que han llevado a «nuestra élite política» a permitir el proceso de apropiación de las cajas de ahorros vascas por parte de unas élites financieras que no responden a los intereses de la mayoría social. En este artículo -que puede encontrarse completo en http://ekaigroup.blogspot.com.es-, afirman que muchas de las medidas implementadas en los últimos años argumentando que servirían para frenar la crisis han ido encaminadas en sentido contrario; es decir, han dado forma a políticas «procrisis».

Protesta contra la privatización de Kutxabank. (Marisol RAMIREZ/ARGAZKI PRESS)
Protesta contra la privatización de Kutxabank. (Marisol RAMIREZ/ARGAZKI PRESS)

El proceso de apropiación de las cajas de ahorros vascas por nuestra élite política explica en buena parte el rotundo fracaso de las políticas anticrisis. Este fracaso es una consecuencia directa de que nuestros dirigentes políticos se hayan desentendido del compromiso con la industria y con la economía real precisamente cuando más necesario era reactivar e intensificar este compromiso.

El conjunto de nuestras políticas anticrisis desarrolladas desde el estallido de la crisis financiera ha sido una sucesión de incomprensibles estrategias e intolerables pasividades para la que no era fácil encontrar una explicación lógica.

Desde EKAI Center nos hemos visto obligados a explicarlo en base al despiste estratégico de unos u otros dirigentes políticos. En determinados casos, por la inexperiencia o falta de criterio de quienes estaban liderando nuestra política económica. En otros, como consecuencia de su debilidad política. También hemos intentado buscar justificaciones a lo que estaba sucediendo basándonos en que, probablemente, nuestra clase política se estaba dejando llevar por los medios de comunicación hacia una concepción de las políticas anticrisis que, teniendo sentido para contextos como el español y el de otros países periféricos europeos, carecía de cualquier explicación en el caso del País Vasco.

Finalmente, intentamos encontrar una explicación en el peso que, precisamente en el contexto de crisis, habían adquirido en el País Vasco determinados ejecutivos del sector financiero, frente a los cuales los líderes políticos apenas podían hacer mucho más que dejarse arrastrar, aunque fuese hacia el abismo al que nos están llevando. Las ineptitudes y los graves errores estratégicos se han venido sucediendo uno tras otro en un contexto ciertamente difícil de entender y de explicar.

Lo cierto es que cualquiera de estas interpretaciones resultaba insuficiente para justificar la continuada desorientación estratégica de nuestras políticas anticrisis. Políticas que, en más de una ocasión, nos hemos visto obligados a calificar incluso como políticas «procrisis».

Sin embargo, todo parece más claro a raíz del actual proceso de transformación de las cajas de ahorros en fundaciones bancarias y la consiguiente apropiación del poder de nuestro sistema financiero, nuestra economía y nuestra sociedad por las élites de confianza de los líderes de los partidos políticos tradicionales. Este acontecimiento histórico explica, en primer lugar, el conjunto de la apuesta desarrollada durante estos años -desastrosamente gestionada- por convertir a Kutxabank «en un gran banco». Explica también por qué se le ha tolerado a Kutxabank su huida del tejido productivo vasco a la vez que se permitían sus napoleónicas y ruinosas apuestas para adquirir entidades bancarias en otros territorios.

Ahora entendemos que en nuestra clase política existía, y existe, un disparatado posicionamiento en base al cual la industria, el tejido productivo, es importante para todos, por supuesto, pero no puede compararse con la importancia de un sector financiero «que es suyo».

Ahora vemos que esta apropiación, que venía siendo preparada años atrás, explica que determinados directivos financieros no fueran fulminantemente destituidos, que no hubiera escándalos mediáticos, que no se constituyeran comisiones parlamentarias, que no dimitieran los dirigentes de partidos políticos o los responsables de gobiernos que han tolerado este proceso, ante las sucesivas decisiones y estrategias que estaban destruyendo las bases de nuestra economía dejando caer nuestra industria mientras nuestra clase política se aseguraba «su gran banco».

Por disparatado que nos haya parecido a todos, lo cierto es que nuestras políticas anticrisis han sido, en realidad, políticas «procrisis». Porque no puede calificarse de otra forma...

... que no hayamos sido capaces de aprovechar la extraordinaria posición relativa en la que nuestra economía se encontraba al estallar la crisis para dar un histórico salto cualitativo en nuestra capacidad competitiva frente a otros territorios europeos.

... que, en concreto, de forma inexplicable, no hayamos aprovechado la oportunidad histórica que representaban nuestro moderado endeudamiento, el peso del tejido productivo o la solidez de nuestro sistema financiero.

... que, al contrario, en lugar de utilizar la fortaleza de nuestro sistema financiero para defender nuestra industria, hayamos dedicado todos nuestros esfuerzos a «proteger» el sistema financiero en su permanente huida de nuestras pymes y, en conjunto, de nuestro tejido productivo cuando más necesitaban de su apoyo.

... que, a la vez, hayamos volcado la capacidad de nuestro sector financiero en apuestas disparatadas en otros territorios y en una permanente e innecesaria convulsión institucional destinada, como ahora vemos, a un único objetivo: la apropiación de las cajas de ahorros por parte de la élite política de los partidos tradicionales vascos. (...)