Alberto PRADILLA

La convergencia regresa tras el 24M

Los resultados del 24M reabren los debates sobre «convergencia» en el Estado español. Las distintas lecturas de lo obtenido por partidos y candidaturas de «unidad popular», así como discusiones internas en IU y Podemos dificultan el diagnóstico en común.

Alberto Garzón, actual candidato de IU a la Presidencia del Gobierno español, movió ayer ficha hacia la «convergencia», el fetiche del campo progresista español que, como el Guadiana, reaparece de cara a las elecciones generales. Sin los ayuntamientos constituidos, pero con su organización en guerra abierta, el aspirante al presidir el Ejecutivo tras unas primarias que no se celebraron por falta de candidato apeló a la «unidad popular» y se mostró dispuesto a no encabezar una lista liderada por Pablo Iglesias pero que no terminase convertida en «paraguas de Podemos». Puso como ejemplos las experiencias de Ahora Madrid, Barcelona en Comú, la Marea Atlántica gallega o Zaragoza en Común. Todas ellas candidaturas de confluencia que han obtenido muy buenos resultados pero que tienen su propia historia. Tras el 24M, los defensores de una unidad en términos de izquierdas apelan a que en los lugares donde estas listas de «unidad popular» se han presentado han obtenido mejores resultados que los partidos, especialmente que Podemos. Desde el partido de los círculos, el más reticente y el que ha marcado los tiempos, se enfrían las expectativas. Su hoja de ruta sigue siendo la marcada en Vista Alegre. Aunque también en su seno se han reabierto debates.

Existen hechos paradójicos que ayudan a entender quién salió fortalecido y quién debilitado las elecciones municipales y autonómicas. Obviamente, IU no está en buena posición. Obtuvo un millón de votos en todo el Estado, incrementó el número de concejales, pero desaparece prácticamente de los parlamentos autonómicos, con un descalabro espectacular en Madrid, donde muchos de sus cuadros se sumaron a la confluencia de Convocatoria por Madrid (escisión liderada por Tania Sánchez). Todo ello en medio de un ambiente interno tenso, con una bicefalia entre Garzón y Cayo Lara no declarada. A Podemos tampoco se puede decir que le fuese espléndidamente. Sus resultados fueron buenos, cierto, pero se quedó muy lejos de las primeras o segundas plazas a las que aspiraba en los territorios que había marcado como estratégicos: Madrid, Valencia y Asturias. En medio de este «si-pero-no», las candidaturas de «unidad popular» de Madrid y Barcelona (sin perder de vista Galiza) aparecen como los grandes éxitos a la espera de que Manuela Carmena y Ada Colau sean investidas alcaldesas. Y ese es el modelo al que se aferra Garzón y sus aliados.

Cómo superar a PP y PSOE

La clave está en que en la mayor parte de territorios Podemos no ha sido capaz de sobrepasar al PSOE, lo que le condena a un papel subalterno. Ante la disyuntiva entre María Dolores de Cospedal (PP) o Emiliano García Page (PSOE) en Castilla La Mancha, por ejemplo, resultaría muy complicado explicar que se entrega el poder a la primera. Entonces, ¿todo este camino para terminar como muleta? ¿No se parece demasiado al papel que ha venido desempeñando IU casi desde su fundación? Desde Podemos se replica argumentando que un repliegue hacia la izquierda implicaría renunciar a pugnar con PP y PSOE. Y se asegura que el problema fueron los candidatos, no la hipótesis. También influye la irrupción de Ciudadanos, que ha modificado el terreno de juego.

Durante la jornada de ayer en IU se volvieron a vislumbrar varias posturas. Mientras Garzón se mostraba más audaz, Cayo Lara y Gaspar Llamazares observaban con desconfianza movimientos que puedan llevar a la «disolución de las siglas». Ante la dificultad para confrontar abiertamente, ambos apelaban a que «sean los militantes quienes decidan». El problema es que dos no se juntan si uno no quiere y, hasta el momento, Podemos ha sido más reacio que generoso. Como ejemplo, la inclusión de los miembros de Convocatoria por Madrid en la plancha a la asamblea: tuvieron que aceptar siglas y reglas. En la práctica, eran parte de Podemos.

En la carrera hacia las generales aparecen nuevos actores políticos a los que tanto Garzón como Iglesias quieren seducir. Entre ellos, Compromís o Anova. El líder de Podemos ya sabe algo de esto: fue uno de los asesores de Alternativa Galega de Esquerdas, que unió a Esquerda Unida y la escisión del BNG liderada por Xosé Manuel Beiras. A medio año para los comicios sigue repitiéndose el debate entre «unidad popular», «hipótesis populista» y la renovada apelación a un Frente Amplio, que es otro nombre para hablar de lo mismo, siguen marcando el debate. Al final, decidirá Podemos.

 

iu se da una semana para terminar la guerra de madrid

La Presidencia Federal de Izquierda Unida acordó ayer adoptar medidas «urgentes» respecto a la federación de Madrid ante la «insostenible» situación de crisis atravesada durante los últimos meses y abrir paso a «una nueva etapa en la historia de IU en Madrid». Después de meses de guerra abierta que provocaron la salida de Tania Sánchez y Mauricio Valiente, los dos candidatos vencedores en primarias, la presentación de Luis García Montero y Raquel Pérez en unas listas que no obtuvieron representación y el desfile de la actual dirección por las televisiones conservadoras para criticar a a Alberto Garzón, parece que la dirección de IU decide moverse. En realidad, tampoco se define qué se va a hacer (hay quien apuesta por desvincular la federación madrileña del partido) ni si las medidas llegan tarde, ya que toda la dirección de IUCM ya anunció hace dos días que dimitiría en bloque.GARA